La situación económica de Grecia se degradó considerablemente desde que comenzó el año con la mayoría de los indicadores en rojo, anunció este martes la Comisión Europea, una peligrosa evolución para Atenas que mantiene arduas negociaciones son sus acreedores.

El crecimiento de la economía griega debería alcanzar sólo 0,5% del PIB este año, una marcada contracción con respecto a las previsiones de febrero de la Comisión, cuando pronosticó una expansión de 2,5%.

El gobierno griego, dirigido desde fines de enero por la izquierda radical del primer ministro Alexis Tsipras, pronosticaba un crecimiento de 2,9% este año pero la economía griega, que había mejorado a mediados de 2014, recayó nuevamente a fines de ese año.

Grecia, que registra un desempleo de más de 25% de la población activa, el más elevado de la zona euro y de la Unión Europea (UE), perdió un cuarto de su PIB en los últimos seis años de profunda recesión.

“El impulso positivo se quebró por la incertidumbre desde el anuncio de las elecciones anticipadas en diciembre”, subraya la Comisión Europea, para quien “la ausencia actual de claridad” sobre la política del gobierno con respecto a sus acreedores (UE y el Fondo Monetario Internacional) “empeora la situación”.

Este año, el crecimiento seguirá siendo sostenido por el consumo, el turismo y la industria marítima, pero la inversión se rezaga en un clima de deterioro de la confianza, señala la Comisión.

La cuentas públicas también se degradan. Según la Comisión, el déficit será este año de 2,1% y de 2,2% en 2016. Hace apenas tres meses pronosticaba un excedente de 1,1% y de 1,6% en 2016.

La deuda pública, que es la más elevada de la zona euro, también se disparó entre las previsiones de invierno y las de primavera. Según la Comisión, alcanzará el equivalente de 180,2% del PIB este año y bajará a sólo 173,5% en 2016. En febrero la Comisión preveía 170,2% este año y 159,2% en 2016.