El estadounidense Floyd Mayweather venció al filipino Manny Pacquiao por decisión unánime en la Pelea del Siglo este sábado en el MGM de Las Vegas.

Mayweather, de 38 años, se impuso por 118-110, 116-112 y 116-112 a Pacquiao, 36 años, y unificó los tres títulos mundiales de categoría welter.

El estadounidense continúa invicto con un palmarés de 48 victorias (26 por nocáut), mientras que el filipino quedó con 57 victorias (38 por nocáut), seis derrotas y dos nulos.

Mayweather sumó a sus cinturones de campeón peso welter del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) y la Asociación Mundial (AMB) el de la Organización Mundial de Boxeo (OMB) que poseía Pacquiao.

Ambos protagonizaron la pelea de bolsa más grande de todos los tiempos, con Mayweather llevándose el 60% de los 300 millones a repartir y Pacquiao el resto.

Las cifras podrían aumentar cuando se sepa el monto del PPV vendido, sistema que colapsó minutos antes de la pelea debido a la gran cantidad de demandas.

Con un precio de 99.95 la transmisión, se espera rompa el record de 2.48 millones de pedidos para la pelea Mayweather-Oscar De La Hoya en 2007.

Floyd corrió, y Manny le persiguió

Después de un primer minuto de tanteo en el round inicial, ambos se animaron y comenzaron a boxear. O más bien Mayweather se dio al oficio de torear por todo el ring al filipino, quien llevó la iniciativa en los primeros cinco asaltos, aunque sin mucha efectividad.

El estadounidense, en su estilo elusivo y contragolpeador, sacaba mejor provecho de sus escasos golpes, pues aterrizaba más de los que fallaba.

El norteamericano usó algunas tretas poco ortodoxas para contrarrestar la fogosidad del ‘PacMan’, como ir a los amarres y aprovechar para golpear el costado del filipino.

En el último minuto del cuarto asalto, Pacquiao desembarcó un zurdazo que le dobló las rodillas al ‘Money’, su mejor golpe de toda la noche, y Mayweather inmediatamente se cubrió con las brazos para superar el racimo de golpes que descargó el filipino.

Mayweather compensó en el quinto con una buena derecha, y el filipino se mostró más cauto en sus embestidas, por momentos irracionales y arriesgadas.

A estas alturas, ambos ya habían medido la potencia de sus respectivas pegadas, y se mostraron algo más respetuosos, cada uno apegado a su plan: Mayweather, esquivar y contragolpear, Pacquiao atacar, atacar y atacar.

Por el séptimo round ya se podía ver la eficiencia de cada cual, cuando Mayweather había conectado 44 de sus 88 golpes, por 53 de 152 Pacquiao.

Era evidente que a Manny no le resultaba fácil llegarle al elusivo Floyd, quien rehuía todo el tiempo el intercambio, prefiriendo mantenerse a la riposta.

Aunque parecía que el filipino llevaba la iniciativa, en realidad sólo estaba consiguiendo trasvasar humo en canasta. Mayweather era una sombra, y llevaba el ritmo de la pelea pese a las acometidas del filipino, coreadas a todo pulmón por el público.

La gente pedía más acción de una pelea que les había costado un ojo de la cara, y muchos se sentían defraudados ante la negativa de Mayweather de plantar pelea.

Pero así se había ganado el ‘Money’ los casi 300 millones de dólares en que se calcula su fortuna, que sería engrosada por los 120 que recibiría ahora por 36 minutos de trabajo.

Del séptimo en adelante, el norteamericano fue quien tomó la iniciativa y neutralizó a Pacquiao, que para el 11º asalto ya respiraba por la boca, y había borrado de su rostro la sonrisa alegre con la que al principio regresaba a su esquina.

Pacquiao tenía que salir a darlo todo en el asalto final. Buscar un golpe de fortuna que revirtiera lo inevitable, pero Maywether no se le iba a regalar y se dedicó a bailar los tres minutos del 12º round para finiquitar el combate.

Al finalizar el pleito, y antes de que se escuchara el veredicto, Mayweather fue a la esquina de Pacquiao y lo abrazó, al igual que al entrenador Freddie Roach, quien en declaraciones antes del combate había amenazado con que Manny le “patearía el culo”.

No fue la victoria más lucida del ‘Money’, ni la más vistosa, pero si la más inteligente y trabajada, demostrando que el boxeo sigue siendo el arte de dar y que no te den. Y en eso, Mayweather ha sido un maestro toda su vida.