Considerado por años el ‘terrorista número 1′, Osama Bin Laden sigue concentrando múltiples interrogantes, dudas y conspiraciones, pese a haber perecido tras un operativo de equipos de elite estadounidenses el 2 de mayo de 2011, según la versión oficial.

El líder de Al Qaeda, sindicado como el principal ideólogo del ataque contra las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001, habría muerto producto de tiros en la cabeza y su torso mientras se encontraba en uno de sus refugios, acompañado de su familia.

La localidad señalada para el último suspiro de Osama fue Aboottabad, al norte de Pakistán. El saudí reposaba en el tercer piso de la residencia en circunstancias que fue interceptado por los soldados norteamericanos.

Cada avance de los uniformados fue seguido desde la Casa Blanca por Barack Obama y sus más cercanos, en una inédita transmisión. Una vez confirmado el deceso de Bin Laden, el presidente de Estados Unidos narró la noticia al mundo a través de una cadena que poco tuvo de nacional.

“Buenas noches. Esta noche puedo informar a los americanos y al mundo que Estados Unidos ha dirigido una operación que ha matado a Osama bin Laden, el líder de Al Qaeda, y el terrorista responsable del asesinato de miles de hombres, mujeres y niños inocentes”, indicó el mandatario hace 4 años.

“La causa de la seguridad de nuestro país no está completa. Pero esta noche, hemos recordad una vez más que América puede hacer todo lo que se proponga. Esa es la historia de nuestra historia, así sea la persecución de la prosperidad de nuestra gente o la búsqueda de la igualdad para todos nuestros ciudadanos; nuestro cometido de mantener los valores y nuestros sacrificios para hacer del mundo un lugar más seguro”, espetó el presidente al cierre de su discurso.

¿Qué pasó con sus restos?

Fue la primera pregunta que el globo se hizo. Dónde está el cuerpo de Osama Bin Laden, casi con la insólita esperanza de que algún registro audiovisual del hombre fuera filtrado, como sucedió con Sadam Husein, ejecutado por la justicia.

Pero nada de eso sucedió. Lo que pudo ser una confirmación y el cierre definitivo de una historia, terminó alimentando una serie de teorías. Porque los restos de Bin Laden nunca se recuperaron y la versión de los oficiales estadounidenses es que fueron lanzados al mar.

Su cuerpo, baleado, habría sido trasladado de la apartada ciudad por el portaaviones USS Carl Vinson, tras lo cual, según la tradición religiosa islámica, fue depositado en las aguas del Índico, se presume. De esa ceremonia sólo quedan los relatos.

Ya estaba muerto

Quienes dicen manejar antecedentes de la vida de Osama Bin Laden, acusan que existen serias incongruencias entre el relato de las autoridades de Estados Unidos y lo que eventualmente habría sucedido.

Las dudas abarcan desde la autoría de los atentados del 11 de septiembre hasta la muerte de Bin Laden. Pero concentradas en este último punto, radican en que el ex combatiente en la Guerra de Afganistán habría perdido la vida muchos años antes.

Arguyen que es imposible determinar los movimientos de Bin Laden y que el operativo de Pakistán tiene más luces de ser un montaje que cualquier otra cosa. Que sí efectivamente se atacó a su familia y cercanos, pero que el principal objetivo no habitaba Aboottabad.

En esa línea dicen que Osama, líder que contaba con un alto número de dobles que lo suplantaba en videos y apariciones mediáticas, habría muerto el mismo 2001, año en que se dio a conocer mundialmente.

Otros, infaltables, afirman, dando cuenta del equipo que lo personificaba, que Osama Bin Laden aún vive, perdido entre la frontera del Oriente Medio.

Lo único cierto es que con el paso de los años fue creciendo el número de versiones, todas con distinto calibre. La última es la que liberó el guardaespaldas de Bin Laden, Abdul Fattah, quien aseguró que su superior se autoinmoló en 2011 cuando se enteró de las intenciones del USA Navy SEAL, pidiendo que sus restos fueran dispersados para que no fueran capturados por los norteamericanos.

Manera de confirmarlo, no existe.