El primer ministro australiano, Tony Abbott, aconsejó este martes a la Unión Europea que siguiera el ejemplo de su país y rechazara todas las embarcaciones de migrantes con el objetivo de impedir dramas como el naufragio del domingo en el Mediterráneo.

“Cientos, quizás miles de personas se ahogaron intentando alcanzar Europa desde África. El único medio de impedir estas tragedias es poner fin [a la llegada] de los barcos”, declaró a la prensa el jefe de gobierno conservador, quien considera “urgente que los europeos adopten una política muy firme que ponga fin al tráfico de seres humanos en el Mediterráneo”.

Según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), unos 800 migrantes perdieron la vida el domingo en el naufragio de su embarcación frente a las costas de Libia.

El comisario europeo de Asuntos de Interior, Dimitris Avramapoulos, detalló el lunes un plan de 10 puntos, que servirá de punto de partida para los jefes de Estado y de gobierno de la UE en la cumbre extraordinaria del próximo jueves.

El plan prevé aumentar los recursos financieros de la operación de vigilancia marítima Tritón e incrementar su cobertura geográfica (actualmente se limita a las aguas territoriales).

Bruselas también intentará capturar y destruir los buques utilizados por los traficantes, y buscará aumentar la cooperación con los países afectados por el fenómeno, indicó la Comisión.

Tras la llegada al gobierno australiano en septiembre de 2013, el ejecutivo de Abbott lanzó la operación “Fronteras soberanas” para impedir que los refugiados lleguen por mar al país.

Para ello, los buques de la marina australiana interceptan los barcos con migrantes y los envían de vuelta a su punto de tránsito, en general Indonesia.

Asimismo, los demandantes de asilo que alcanzan las costas australianas son trasladados a centros de retención en la isla de Manus, en Papúa-Nueva Guinea, o en la isla de Nauru, en el océano Pacífico.

Aunque la demanda de asilo se considere finalmente legítima, el gobierno australiano no les dará permiso para instalarse en el país. La única opción es el regreso a su país, la vida en los campos de retención o el traslado a Camboya, país con el que Australia cerró un acuerdo.

Naciones Unidas condenó al gobierno australiano por no cumplir con sus obligaciones como país firmante de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951, que garantiza el derecho de los migrantes a solicitar asilo.