“O parábamos los vuelos de LAN o cerrábamos los parques. Decidimos cerrar los parques”, fue el claro mensaje que leí por diversos medios pocos días antes de partir a Rapa Nui.

Desde el 26 de marzo las movilizaciones de los isleños radican en la petición de que se implemente una ley migratoria que regule la permanencia de personas en el lugar. Conforme a cifras, es la séptima comuna que más creció en una década, pasando de 3.765 habitantes a 5.761 personas con permanencia fija en la zona.

La isla no resiste la cantidad de personas (por lo general de origen chileno) que han llegado a instalarse, más el flujo constante de turistas. Además, lamentan que en muchas ocasiones ocurran delitos cometidos por afuerinos.

Tuve la oportunidad de visitar Rapa Nui la primera semana de abril. Fui recibido como un hermano, y esa fue la palabra que utilizaron para referirse a mi como mapuche. Los isleños compartieron conmigo su cultura, danza y mesa. “Hemos tomado nuestra isla realizando acciones de control territorial, estamos controlando el acceso a parques y lugares de interés arqueológico (…). No somos racistas, no es nuestra postura, lo que nos importa es cuidar nuestro territorio, nuestra isla. El espacio es reducido y es nuestro hogar”, me señalaron algunos de los rapa nui con los que conversé.

Asimismo, explicaban que la sobrepoblación no es el único problema, pues de ella derivan también otros asociados como por ejemplo: se limitan los recursos, aumenta la cantidad de basura y no respetan el patrimonio arqueológico.

La isla fue anexada al territorio chileno en 1888. Si bien Chile obtuvo la soberanía, en los tratados no se hace mención a las tierras del lugar. La cultura de su gente, polinésica, no tiene nada que ver con la chilena. Sus pares están en las otras islas oceánicas. Y ellos, así lo expresan a través de su relato.

Para que puedan entender la situación, propongo un ejercicio mental: Piensa que por generaciones tu familia y muchas otras familias amigas viven en una isla, compartiendo el idioma y cultura. Además, saben de la existencia de varias otras islas en donde viven pueblos hermanos, parecidos al tuyo. Pero de pronto, toma posesión de tu isla otro país (con otro idioma, otras costumbres, etc), se mantiene buena parte lejos, pero de pronto empiezan a llegar personas de ese otro país a vivir e instalarse en tu isla, que es pequeña y por lo tanto hay poco espacio y recursos. Algunos compran terrenos e instalan casas y negocios (quitando el trabajo a tu familia o la de amigos), llegan diciendo que es territorio de su país y por lo tanto argumentan el libre tránsito que les garantiza su Constitución ¿Qué pasa por tu mente en un caso así?

Pidieron un favor, que lo que está ocurriendo se sepa: “Queremos que en el continente conozcan lo que está ocurriendo aquí. Queremos proteger nuestro hogar y nuestra riqueza histórica”.

Erick Torres Melillanca
Ingeniero Civil en Informática de la Universidad del Bío Bío
Presidente de la Corporación Trawün

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