Un geógrafo experto en desastres naturales y aluviones en zonas desérticas explicó qué medidas se pueden tomar, para evitar que a futuro ocurran nuevas tragedias como la registrada tras las lluvias en el norte del país.

Reinaldo Börgel, académico de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, sostuvo que lo que más necesitan las ciudades chilenas es un ordenamiento territorial, ya que actualmente existe una falta cultura geográfica.

“Como pasan 40 o 50 años sin lluvia, la gente va construyendo sus casas sobre el lecho del río. Olvidan que en cinco décadas ahí hubo un aluvión. No hay memoria colectiva. La ignorancia y especulación juega un papel importante en este tipo de catástrofes”, expresó.

En ese sentido, especificó que es vital el identificar las fortalezas y debilidades de cada región, para que las localidades sean construidas considerando los factores de riesgo.

En el caso del norte del país, el especialista cree que deberían relocalizarse las poblaciones que están en sectores más expuestos a desastres naturales, y hacer que quienes habitan en sitios peligrosos, tomen consciencia de las situaciones a las que podrían verse expuestos.

Por ejemplo, indicó que “nunca en un desierto hay que ocupar las zonas bajas del territorio”, porque la construcción en áreas deprimidas en el desierto no contribuye a fortalecer la seguridad de las personas.

Asimismo, Börgel advirtió que una eventual renovación en la política habitacional, debería pasar por aspectos tan básicos como no construir casas con techos planos, sino que con pendientes para evacuación de las aguas, y que las calles debieran construirse en terrenos rectos y no como las actuales, que se constituyen en verdaderas pendientes pavimentadas.

El geógrafo añadió que también se debiera considerar la construcción de badenes, que una especie de puentes en el lecho del río, como se utilizaba antiguamente en la zona norte, y levantar pasarelas peatonales, lo cual permitiría la comunicación de un extremo a otro y evitaría la división en dos de un sector como ocurre actualmente en gran parte de los pueblos afectados.

En ese sentido, destaca que ambas estructuras resultarían mucho más económicas que construir un puente, y durarían más.

“Todo ésto debe ser parte de una nueva organización y renovación urbana. Hay que prepararse para el futuro y para lo que viene. Es el momento en que el Gobierno enfrente un ordenamiento nuevo de territorio”, enfatizó.