Alimentarnos es parte fundamental de nuestro diario vivir, ya que obtenemos los nutrientes que nuestro organismo necesita para dotarse de la energía necesaria, sin embargo, existe una condición llamada Binge Eating Disorder (BED) o Trastorno por Atracón, que impide que este proceso se desarrolle de forma normal.

La bulimia y anorexia son dos enfermedades conocidas por la sociedad, ya sea por la cantidad de personas que la padecen o por las graves consecuencias que provoca en el cuerpo, pero éstas no son las únicas dolencias que se pueden generar a la hora de comer.

El Binge Eating Disorder se caracteriza por provocar en la persona episodios repetidos de atracones de comida sin que realicen alguna acción para compensar todo lo ingerido, es decir, no hay vómitos de por medio o laxantes para eliminar las calorías que se consumieron en exceso, como en el caso de la bulimia.

La enfermedad fue identificada por primera vez en 1959, por ser una característica distintiva de las personas obesas, ligándola además a cuadros clínicos como: grados de adiposidad y hallazgos psicopatológicos, entre otros, según el estudio Aspectos clínicos del trastorno por atracón “binge eating disorder”, publicado en la Revista académica Scielo.

Síntomas

Una de las formas de diagnosticar este trastorno, es determinar si durante los atracones se pueden manifestar al menos tres de estas características: Ingerir mucha comida sin tener hambre, comer más rápido que lo normal, consumir alimentos hasta tener una sensación desagradable de estar “satisfecho”, sentirse disgustado, deprimido o con sensación de culpa, angustia por la forma en la que comes, consumir alimentos sin compañía debido a vergüenza por las cantidades que se comida que se ingieren, pérdida del deseo sexual y hacer dietas frecuentemente.

Quien padece BED, presentaría estos episodios cerca de dos veces por semana en un periodo de seis meses, además de padecer malestares por los atracones.

Complicaciones

Entre las complejidades que se desencadenan producto del Trastorno por Atracón se encuentran sentimientos negativos, como la soledad, pena, irritabilidad y soledad, entre otros.

En las personas que suelen preocuparse por su figura, genera cambios notorios, ya que al notar variaciones en su peso se produce la ansiedad por comer de forma compulsiva.

Las dietas y el hambre que se asocia a estos régimenes, es otro de los factores que da paso a los atracones, ya que la presión psicológica que provoca la privación de alimentos genera que sea difícil detenerse.

Entre las complicaciones directas para el organismo, se encuentra la obesidad, que además padece cerca del 30% de los pacientes que son diagnosticados con Trastorno por Atracón.

Otras de las complejidades desencadenas por el aumento de peso, es el colesterol alto, presión sanguínea, diabetes, enfermedad de la vesícula biliar, entre otras.

Tratamiento

Lo primero es identificar qué tipo de terapia necesita el paciente. Al respecto existen cuatro tipos de tratamientos para ayudar a controlar los deseos de comer en forma excesiva.

La Psicoterapia, en la que se buscar cambiar la forma de pensar de la persona y el comportamiento, incluyendo métodos que orienten hacia una visión sana sobre la comida y el peso.

Farmacológica, en la que medicamentos actúan llamados “inhibidores selectivos de la re-captación de seratonina”, los que controlar la ansiedad y depresión, según explica la Cleveland Clinic.

Terapia en grupo o familiar, un aspecto importante es que las personas cercanas al paciente entiendan la situación en la que éste se encuentra, por lo que es parte fundamental para que el tratamiento tenga éxito. De esta manera se pueda ayudar a quien padece el trastorno, ya que se enseña a identificar los síntomas.

Y finalmente el consejo de un profesional, en este caso, un nutricionista. Estrategia que orienta al enfermo a relacionarse de manera sana con sus alimentos y así “restaurar las formas normales de comer”.