Obra de Beethoven con la Sinfónica es ovacionada en el Teatro de la Universidad de Chile

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En el segundo concierto de la temporada de la Orquesta Sinfónica de Chile en el Teatro del CEAC, destacaron las ejecuciones de las obras de los compositores Beethoven y Shostakovich y sobresalió, además, la participación del talentoso violinista ruso Sasha Rozhdestvensky, quien compartió escenario con su compatriota Leonid Grin, director titular de la agrupación musical de la universidad estatal.

La Sinfonía número 7 en La, de Ludwig van Beethoven, fue repetidamente ovacionada por un público entusiasta, que reconoció la labor del director Grin, al frente de un conjunto que logró un sonido pleno en los cuatro movimientos de esta reconocida composición, ejecutada en múltiples ocasiones y que posee un ritmo y melodía con un denominador común “que evoca marchas y danzas”. La orquesta, muy bien conducida, lució esta vez, la plena capacidad técnica de sus instrumentistas de las cuatro familias, aunque los aplausos principales fueron para bronces y percusión, en especial el solista Gerardo Salazar. La obra, de hermosas melodías, se escuchó con mucho agrado y el trabajo de Grin fue incluso reconocido por los propios músicos.

Sobresalió también en esta programación la interpretación que se ofreció del Concierto N° 1 para violín y orquesta en La menor, Op.77, de Dmitri Shostakovich, el cual está considerado como uno de los más importantes escritos para este instrumento del siglo XX. Así lo define también el virtuoso violinista ruso Sasha Rozhdestvensky, quien lo interpretó junto a la Sinfónica, en la que fue una sólida actuación, muy en especial en los movimientos Pasacaglia y Burlesque, en que lució todo el talento y la dimensión técnica de su interpretación. Como “encore”, el aplaudido musico europeo brindó la “Polka”, del compositor ruso Alfredo Schnitzke.

El concierto incluyó en su comienzo, un estreno del compositor estonio Arvo Pärt, “Si Bach hubiese sido apicultor”, novedoso divertimento de siete minutos, en que se lució un conjunto de pocos músicos incluyendo una pequeña percusión en su movida parte inicial. Pärt es un conocido compositor en europea y no sólo por sus obras de música docta, sino que también ha colaborado con varias composiciones de apoyo a temas de cine.

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En el segundo concierto de la temporada de la Orquesta Sinfónica de Chile en el Teatro del CEAC, destacaron las ejecuciones de las obras de los compositores Beethoven y Shostakovich y sobresalió, además, la participación del talentoso violinista ruso Sasha Rozhdestvensky, quien compartió escenario con su compatriota Leonid Grin, director titular de la agrupación musical de la universidad estatal.

La Sinfonía número 7 en La, de Ludwig van Beethoven, fue repetidamente ovacionada por un público entusiasta, que reconoció la labor del director Grin, al frente de un conjunto que logró un sonido pleno en los cuatro movimientos de esta reconocida composición, ejecutada en múltiples ocasiones y que posee un ritmo y melodía con un denominador común “que evoca marchas y danzas”. La orquesta, muy bien conducida, lució esta vez, la plena capacidad técnica de sus instrumentistas de las cuatro familias, aunque los aplausos principales fueron para bronces y percusión, en especial el solista Gerardo Salazar. La obra, de hermosas melodías, se escuchó con mucho agrado y el trabajo de Grin fue incluso reconocido por los propios músicos.

Sobresalió también en esta programación la interpretación que se ofreció del Concierto N° 1 para violín y orquesta en La menor, Op.77, de Dmitri Shostakovich, el cual está considerado como uno de los más importantes escritos para este instrumento del siglo XX. Así lo define también el virtuoso violinista ruso Sasha Rozhdestvensky, quien lo interpretó junto a la Sinfónica, en la que fue una sólida actuación, muy en especial en los movimientos Pasacaglia y Burlesque, en que lució todo el talento y la dimensión técnica de su interpretación. Como “encore”, el aplaudido musico europeo brindó la “Polka”, del compositor ruso Alfredo Schnitzke.

El concierto incluyó en su comienzo, un estreno del compositor estonio Arvo Pärt, “Si Bach hubiese sido apicultor”, novedoso divertimento de siete minutos, en que se lució un conjunto de pocos músicos incluyendo una pequeña percusión en su movida parte inicial. Pärt es un conocido compositor en europea y no sólo por sus obras de música docta, sino que también ha colaborado con varias composiciones de apoyo a temas de cine.