La Unesco calificó este viernes de “crimen de guerra” la destrucción de la antigua ciudad asiria de Nimrud en Irak a manos del Estado Islámico, la última de varias demoliciones llevadas a cabo por el grupo yihadista.

El grupo que el mes pasado había prendido fuego a la valiosa biblioteca de un museo de Mosul, comenzó el jueves a destruir con excavadoras las ruinas asirias de Nimrud, considerada la cuna de dicha civilización informó el ministerio iraquí de Turismo, que estimó que la maquinaria de demolición comenzó a colocarse en torno a las ruinas la semana pasada.

Esta pieza arqueológica de un valor incalculable está situada a 30 kilómetros al sudeste de Mosul, un bastión estratégico para los yihadistas, que iniciaron el año pasado una rápida ofensiva desde Siria, tomando el control de vastos territorios en Irak. “Hasta ahora, no sabemos hasta qué punto fue destruida la ciudad”, dijo un funcionario que habló bajo anonimato a la Agencia AFP.

Estas ruinas situadas en la cuenca del río Tigris parecen ser la última víctima de una campaña sistemática emprendida por los yihadistas para diezmar la rica herencia patrimonial de Irak. “Estoy devastado. Pero era cosa de tiempo, ahora estamos esperando el vídeo. Es triste”, recalcó Abdelamir Hamdani, un arqueólogo iraquí de la Universidad Stony Brook de Nueva York.

La destrucción de la ciudad fundada en el siglo XIII antes de nuestra era ocurre días después de la difusión por parte de los yihadistas de un vídeo, en el que se muestra la destrucción de varias esculturas preislámicas.

Una parte de los impresionantes frisos y estatuas colosales de toros alados con cabezas humanas de Nimrud fueron a parar a varios museos en diferentes países a lo largo del siglo XIX. En 1988, el descubrimiento de 613 piezas de joyería, ornamentos y piedras preciosas encontradas en una tumba real fueron descritas como uno de los mayores hallazgos arqueológicos del siglo XX.

Destruir el patrimonio iraquí

“Su plan es destruir el patrimonio iraquí”, afirmó Hamdani, quien cree que es lógico pensar que el próximo blanco de los yihadistas será Hatra, un emplazamiento con 2.000 años de antigüedad y que también está inscrito en el catálogo de la Unesco. Hatra, que además está muy bien preservada, fue construida siguiendo influencias helénicas, romanas e incorporando también estilos orientales.

La directora de la Unesco, Irina Bokova, condenó con firmeza la destrucción del enclave de Nimrud. “No podemos permanecer en silencio. La destrucción deliberada del patrimonio cultural constituye un crimen de guerra”, afirmó la funcionaria e hizo un llamado “a todos los responsables políticos y religiosos de la región” para frenar este nuevo acto de barbarie.

El grupo yihadista Estado Islámico justifica la destrucción argumentando que las estatuas pueden inducir a la idolatría. Sin embargo, para muchos expertos “los ídolos” que tanto critica el grupo no les impide venderlos a coleccionistas en el mercado negro. Las estatuas imponentes, imposibles de transportar, son las que son destruidas, según los expertos.

La comunidad internacional condenó firmemente las destrucciones pero parece relegada a un rol de simple observador, ya que no puede actuar en los territorios controlados por Estado Islámico, lamentó el experto de la Unesco, Stuart Gibson.
“En el pasado hemos presionado a la población local para que reconozca el valor inestimable de su patrimonio y la necesidad de protegerlo”, agregó Gibson, quien dijo que lamentablemente ahora la gente está agotada y aterrorizada.

En este sentido, el avance de las tropas iraquíes en el terreno, con la ayuda de los bombardeos de una coalición internacional liderada por Estados Unidos, parecen lograr un retroceso de los yihadistas, que podría salvar lo que queda de patrimonio.

Sin embargo, los civiles siguen pagando la peor parte del conflicto. Esta semana la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) estimó que 28.000 personas fueron desplazadas esta semana, sumándose a los 2,5 millones de iraquíes expulsados de sus casas por la violencia.