Las fuerzas gubernamentales iraquíes se acercan lentamente a Tikrit, frenadas por los francotiradores y las minas colocadas por el grupo yihadista Estado Islámico (EI), en el segundo día de su ofensiva para retomar esta ciudad estratégica entre Bagdad y Mosul.

“Avanzamos con precaución”, indicó el comandante de la provincia de Saladino, en la que se encuentra Tikrit, porque el EI “utiliza técnicas de guerrilla urbana” y recurre a “tiradores emboscados”.

Para reconquistar Tikrit, bastión de los yihadistas situado unos 160 kilómetros al norte de Bagdad, las fuerzas de seguridad convergen desde “tres direcciones” con el fin de controlar las afueras de la ciudad, según el oficial.

Las tropas se encontraban este martes en la periferia de Dur, una ciudad al sur de Tikrit, cuyo centro está en manos del EI. Los yihadistas utilizan a los civiles que no consiguieron huir como escudos humanos, según el comandante.

“El objetivo es rodear a los combatientes y lanzar el asalto para que no puedan huir”, explicó.

A proximidad de Djila, el ejército iraquí y sus aliados avanzan lentamente por culpa de la gran cantidad de artefactos explosivos que el EI repartió por la zona.

Bagdad movilizó a 30.000 soldados y su aviación en la “mayor” operación lanzada desde que el EI conquistó amplias franjas de territorio iraquí en junio de 2014.

Los yihadistas anunciaron este martes que un ciudadano estadounidense había perpetrado un atentado suicida contra militares en la provincia de Saladino.

“El hermano Abu Dawud al Amriki, que Dios lo tenga en su gloria, se lanzó a bordo de su camión lleno de explosivos” sobre un grupo de combatientes, indicó el canal radiofónico del EI, sin dar más precisiones sobre la identidad del kamikaze.

“Pasarela hacia Mosul”

El EI controla Tikrit desde hace unos nueve meses y su avance ha sido espectacular en el norte y el oeste de Irak, donde el grupo yihadista impone su ley y multiplica las atrocidades, al igual que en los territorios que controla en la vecina Siria.

Las fuerzas iraquíes llevan meses intentando reconquistar el norte del país, con el apoyo de la coalición internacional antiyihadista liderada por Estados Unidos; pero, aunque consiguieron algunas victorias, aún no fueron capaces de derrotar al EI en Tikrit.

La toma de esta localidad abriría “una pasarela hacia la liberación de Mosul”, segunda ciudad del país, situada unos 350 kilómetros al norte de Bagdad.

El ejército iraquí cuenta con la ayuda de policías, unidades antiterroristas, grupos de voluntarios de mayoría chiita y tribus locales sunitas en la batalla por reconquistar Tikrit.

Según medios iraníes e iraquíes, el general Ghasem Suleimani, comandante de la Fuerza Quds, una unidad de élite del ejército de Teherán, está en la provincia de Saladino para ayudar a coordinar las operaciones.

El primer ministro iraquí Haider al Abadi pidió el domingo a las fuerzas progubernamentales que respetaran a la población civil de Tikrit. Intentaba así tranquilizar a los habitantes, en su mayoría árabes sunitas, que temen represalias.

Las milicias chiitas, acusadas de llevar a cabo abusos, juraron vengar un ataque perpetrado por el EI, a mediados de 2014, contra el campo militar de Speicher, en el que murieron centenares de jóvenes reclutas chiitas. Según ellas, las tribus sunitas locales fueron cómplices de la masacre.

Según John Drake, un experto del instituto de investigación sobre seguridad AKE, la batalla iniciada el lunes tiene más posibilidades de éxito que los anteriores intentos, ya que los grupos chiitas disponen de más medios.

“La operación será, sin embargo, muy difícil”, aseguró, porque las fuerzas de seguridad tendrán problemas para conseguir información en la zona, ya que la población teme las represalias del EI.