Unas 17.000 hectáreas de bosques fueron destruidas hasta este viernes por un gigantesco incendio al pie de la Cordillera de Los Andes en la Patagonia argentina, siniestro que doscientos brigadistas aún no logran controlar.

“El frente ígneo tiene 30 km de largo y 15 de ancho, por lo que se trata del peor incendio de este tipo de la Patagonia argentina, con 17.000 hectáreas afectadas”, dijo Evaristo Melo, titular de Defensa Civil de la provincia de Chubut (sur).

Las llamas se desataron hace once días en la región del lago Cholila, en el noroeste provincial, probablemente por la caída de un rayo, ya que comenzaron a 1.600 metros de altura y en una zona escarpada y virgen sin accesos.

El fuego arrasó ejemplares añosos de árboles pertenecientes al boque nativo patagónico, como lengas, ñires y cohiues, entre otros, y se propagó con inusitada rapidez en zonas donde predomina la caña colihue.

Esta caña, una gramínea arbustiva perteneciente a la familia de los bambúes y que alcanza hasta los seis metros de altura, representa un importante riesgo de incendio cuando está seca, como sucede actualmente.

La mayor curiosidad de la colihue es que puede florecer cada 60 o más años y luego que florece y produce semillas, la planta se seca.

Denodado esfuerzo de socorristas

Dos centenares de socorristas están trabajando con temperaturas de hasta 30 grados centígrados, con aviones hidrantes, helicópteros y máquinas viales, pero el trabajo es difícil porque la topografía del lugar es muy complicada y restringe el acceso por tierra.

El gobernador de Chubut, Martín Buzzi, recorrió la zona siniestrada y destacó el esfuerzo de los brigadistas, a los que se han sumado unos 40 pobladores.

“Hemos visto una actitud fenomenal, positiva. Hay entrega por un trabajo que conlleva su nivel de riesgo”, dijo el gobernador.

Buzzi indicó que los brigadistas se las ingenian para alcanzar zonas escarpadas: “Hay lugares donde hay que trepar durante dos horas para llegar a la línea de trabajo y eso significa un esfuerzo físico importante”, señaló.

A raíz de ese esfuerzo, una parte de los brigadistas se encuentran en la línea de fuego, mientras otros recuperan energía en la base. Todo brigadista que sube y permanece tres días trabajando necesita al menos dos para recuperarse, explicó el gobernador.

“Vamos a trabajar para la recuperación de los establecimientos productivos”, prometió Buzzi. “Hay animales que se pierden, pastura que servía de alimento para el ganado, postes y alambrados destruídos, pérdida de infraestructura”, explicó.

Las lluvias se hacen esperar

Melo destacó que llevan tres días consecutivos sin que los aviones hidrantes y helicópteros puedan trabajar, impedidos por la gran masa de humo que genera el incendio.

Han sido evacuadas unas 20 familias y hasta el momento no corren peligro viviendas ni habitantes porque el pueblo más cercano está a unos 40 km, según Hernán Colomb, subsecretario de Bosques de Chubut.

Pobladores del lugar estimaron que murieron dos centenares de vacas, aunque a manera de prevención las autoridades dispusieron el traslado de los animales de criadero.

En la zona se ruega por lluvias, pero el servicio meteorológico pronosticó altas temperaturas hasta el domingo y precipitaciones recién el lunes.

“No podemos decir que el incendio está controlado”, dijo el titular de Defensa Civil, quien estima que “los trabajos se prolongarán durante muchos días”.

Las especies vegetales afectadas por el fuego son ñires, lengas, coihues, cañas colihue y alerces. Las llamas arrasaron también ganado, aves, lagartijas, roedores, huemules y pudus.