La presidencia brasileña acusó el sábado de “manipulación” a la revista Veja, de oposición y que antes de las elecciones lanzó una dura acusación contra Dilma Rousseff, amenazando su reelección, al denunciar que la mandataria habría sido alertada de hechos de corrupción en la estatal Petrobras años atrás.

“Este es un nuevo episodio de manipulación periodística”, señala la nota de la Presidencia brasileña. Y continúa: “tras intentar interferir en el resultado de las elecciones presidenciales (…) Veja intenta engañar a sus lectores al insinuar que, en 2009, ya se sabía de los desvíos practicados” en la petrolera estatal.

Veja asegura en la edición de este sábado que el exdirector de Petrobras Paulo Roberto Costa -acusado de desviar millones de obras de la petrolera para beneficiar a políticos y a partidos de la coalición de gobierno-, le escribió en setiembre de 2009 un correo electrónico a Rousseff, entonces ministra jefe del gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva. Aunque no reproduce el contenido, la revista afirma que el email pretendía avisar a Rousseff de que, cuestionadas por el tribunal de cuentas, tres obras de la petrolera podrían ser paralizadas.

La Presidencia responde que las objeciones del tribunal de cuentas ya habían sido comunicadas al ministerio de Rousseff en agosto, y que no se desprendía sospecha de desvío de dinero de obras.

“Las prácticas ilegales del señor Paulo Roberto Costa solo fueron hechas públicas en 2014, gracias a las investigaciones conducidas por la Policía Federal y por el ministerio público”, señala la Presidencia.

Las denuncias que han surgido este año, en base a declaraciones de los acusados, señalan que empresas constructoras formaron un cartel para rotarse contratos con la estatal, pagaban un sobreprecio a cambio de adjudicarse las obras y ese dinero era destinado a políticos e intermediarios.

El caso, que involucraría desvíos de cerca de 4.000 millones de dólares en una década, es investigado confidencialmente por la policía y la justicia, y se ha filtrado a la prensa a cuentagotas. Nada ha sido probado judicialmente.

Rousseff y Lula han negado haber sabido sobre los millonarios desvíos.