La embajadora de Estados Unidos en la ONU, Samantha Power, denunció el lunes ante el Consejo de Seguridad la situación de los derechos humanos en Corea del Norte y estimó que los norcoreanos “viven una pesadilla”.

Los abusos cometidos por la dictadura comunista en el poder en Pyongyang son “generalizados y sistemáticos” y representan una “amenaza para la paz y la seguridad internacional”, afirmó Power.

“Cuando un país amenaza con usar armas nucleares porque se critica la manera en la que trata a sus ciudadanos, ¿se puede dudar de que haya relación entre los derechos humanos en Corea del Norte y la paz y seguridad internacionales?”, se interrogó la diplomática.

En base a un abrumador informe de la ONU publicado en febrero, Power citó testimonios de exprisioneros de campos de trabajo norcoreanos que relatan un sinnúmero de “atrocidades”: prisioneros obligados a comer raíces o ratones para sobrevivir, violados y sometidos a “castigos sádicos”.

Estos testimonios recogidos por una Comisión de investigación de la ONU “muestran que los norcoreanos viven una pesadilla”, concluyó.

Power recomendó que el Consejo “examine la recomendación” de la Comisión y de la Asamblea General de la ONU de juzgar ante la Corte Penal Internacional los crímenes contra la humanidad cometidos por Corea del Norte.

Según fuentes diplomáticas de la ONU, China – el único aliado de Pyongyang – hará uso de su derecho a veto para cualquier intento de llevar este caso ante la CPI.

La embajadora estadounidense estimó que el Consejo “debe hablar regularmente de derechos humanos en Corea del Norte” después de esta primera reunión sobre el tema, y esto “mientras que estos crímenes continúen”. “El silencio, añadió, no incitará al gobierno norcoreano a terminar con los abusos”.