Policías franceses mataron a balazos el sábado a un hombre que los agredió con un cuchillo en su comisaría en Joué-lès-Tours (centro-oeste), mientras gritaba “Alá es grande”, en lo que parece ser un atentado de inspiración islamista.

El hecho ocurrió a las 14:00 locales (10:00 hora chilena), cuando el hombre entró en la comisaría e hirió con su cuchillo a uno de los policías que estaba en la recepción, y luego a otros dos, antes de ser “abatido por policías presentes que usaron sus armas” indicó el ministerio de Interior.

“Gritó ‘Alá es grande’ desde que entró hasta que murió”, informaron a la AFP fuentes cercanas a la investigación, que está en manos de la fiscalía antiterrorista.

El agresor es un francés nacido en Burundi en 1994, autor de delitos comunes. No estaba fichado por los servicios de contraterrorismo, pero en cambio su hermano sí es conocido por sus posiciones radicales y había contemplado la idea de partir a Siria antes de renunciar a ello, añadieron las fuentes consultadas.

“La investigación se orienta hacia un atentado contra las fuerzas del orden a semejanza “del modo de acción preconizado por el grupo Estado Islámico” que ha llamado en repetidas ocasiones a los musulmanes en países occidentales a atacar por todos los medios a los “infieles”, en particular policías y militares, explicaron esas fuentes.

Los policías heridos están fuera de peligro.

El ministro de Interior, Bernard Cazeneuve, condenó una “agresión brutal” y saludó “la sangre fría y el profesionalismo de los policías”.

El retorno de yihadistas franceses que han combatido en Siria, con proyectos individuales o dirigidos por el EU, supone una amenaza constante, insisten los servicios antiterroristas de ese país.

Pero las iniciativas de los denominados “lobos solitarios”, musulmanes que deciden por su propia cuenta pasar a la acción, suponen también un riesgo nada desdeñable.

Desde el verano de 2013 cinco “proyectos de acciones terroristas” de origen yihadista han sido impedidos en Francia, según Cazeneuve. Más de 1.200 franceses o personas que residen en Francia están implicadas en las redes yihadistas hacia Siria o Irak, una cifra que “se ha duplicado desde principios de año”.

En marzo de 2012 el islamista radical de 23 años Mohamed Merah mató a siete personas, entre ellas tres niños, en la región de Toulouse (sur) antes de ser abatido en su apartamento.

Un año más tarde, un francés de 22 años convertido al islam y radicalizado hirió en el cuello a un militar en el barrio de La Défense, en las afueras de París.