Bielorrusia se enfrentaba el viernes a un movimiento de pánico de su población, que se lanzaba a las oficinas de cambio para comprar divisas extranjeras, al temer una devaluación de su moneda tras la sufrida por el rublo ruso.

Mientras se formaban largas colas ante las casas de cambio, el banco central del país decretó una tasa “temporal” del 30% sobre la compra de divisas e impuso a los exportadores vender la mitad de sus ingresos en divisas.

También ha ofrecido mejores rendimientos a las cuentas bancarias en moneda nacional, para incitar a la población a preservar sus ahorros, según un comunicado publicado en su sitio internet.

Bielorrusia es una ex-república soviética con una economía centralizada, aislada de Occidente y muy dependiente de la vecina Rusia.

Sus habitantes ya vivieron en 2011 una dramática crisis financiera con devaluaciones en serie y una inflación galopante.