Entre este lunes y martes unos 300 mil jóvenes de todo el país rindieron la Prueba de Selección Universitaria (PSU), con la cual poder ingresar al sistema de educación superior y definir de paso, su futuro en la vida.

Este proceso es en muchas ocasiones un desafío que provoca ansiedad y nerviosismo entre los postulantes, quienes ven cómo durante solo dos jornadas una parte importante de su futuro puede ser conseguido con estos test estandarizados.

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Sobre esto sabe Javiera Cabello, una estudiante de Periodismo de la Universidad de Chile, que vio cómo los nervios dejó a una joven paralizada frente al peso de esta prueba, de la que participó como examinadora.

Según informa Página 7, mediante un relato en Facebook, la universitaria criticó este examen que es para muchos la opción de movilidad social, aunque para ella no es así: “la PSU es como los penales (no definen realmente lo bueno que puedes ser)”.

A continuación te dejamos con esta cruda historia de lo que provoca la PSU en algunos:

Hoy durante la PSU me tocó atender a una niña con crisis de angustia: tenía taquicardia, sudaba, y lloraba de tal forma que no pude negarme cuando me pidió que entrara con ella al minúsculo cubículo del baño.

Me dijo que se sentía inútil, incapacitada de dar la prueba, que había leído 7 veces la misma pregunta y no podía concentrarse, que era el fin del mundo, que su familia la iba a matar.

Finalmente al verla colapsar la dejé llamar a su mamá, quien -pude escuchar- le decía “pero cómo que no te concentras, pero no importa, dala igual”. La niña era recién egresada de cuarto medio y estuvo llorando por minutos apoyada en mi hombro (el de una desconocida), diciéndome que, prácticamente, iba a deshonrar a su familia por no ser puntaje nacional…

Después de pedirle que respirara hondo, de darle agüita, hacerle mucho cariño en la espalda, intenté explicarle que la psu no mide nada que sea realmente importante, que da lo mismo no entrar al tiro a la u, que incluso es mucho mejor, estando la posibilidad, tomarse el año, y que la vida no se define con lo que una prueba estandarizada pueda decir sobre ti…

Pero lo realmente importante es que nunca antes (ni cuando a mí me tocó dar esa prueba) había sentido el canibalismo tan brígido de un sistema que lleva al punto del colapso nervioso a una adolescente.

Finalmente la niña no aguantó y se fue sin terminar la prueba de lenguaje, y mientras ella se avergonzaba de dejarla a medias, yo me avergonzaba de participar en ella.

– Javiera Cabello