Utilizando ALMA, los astrónomos han detectado, por primera vez, una serpentina de polvo y gas que fluye desde un disco externo masivo hacia el interior de un sistema de estrellas binarias.

Esta forma nunca antes vista, puede ser la responsable de mantener a un segundo disco de formación planetaria, más pequeño que, de no estar en estas condiciones, habría desaparecido hace mucho tiempo.

La mitad de las estrellas de tipo solar nacen en sistemas binarios, lo que significa que estos hallazgos tendrán consecuencias importantes para la búsqueda de exoplanetas con resultados publicados este jueves en la revista Nature.

Un grupo de investigación, dirigido por Anne Dutrey, del Laboratorio de Astrofísica de Burdeos, (Francia) y el CNRS, ha utilizado el telescopio chileno ALMA (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array) para observar la distribución de gas y polvo en un sistema estelar múltiple llamado GG Tau-A [1]. Este objeto sólo tiene unos pocos millones de años y se encuentra a 450 años luz de la Tierra, en la constelación de Tauro.

Igual que si observáramos una rueda dentro de otra rueda, GG Tau-A contiene un gran disco externo que rodea a todo el sistema, así como un disco interno alrededor de la estrella central principal. Este segundo disco interno tiene una masa casi equivalente a la de Júpiter. Su presencia ha sido un intrigante misterio para los astrónomos, ya que está perdiendo material hacia su estrella central a una velocidad tal que debería haberse quedado sin material hace mucho tiempo.

Observando estas estructuras con ALMA, el equipo hizo un interesante descubrimiento: en la región que hay entre los dos discos, hallaron aglomeraciones de polvo y gas. Las nuevas observaciones sugieren que el material se está transfiriendo del disco exterior hacia el disco interior, alcanzando un equilibrio que permite que ambos sigan existiendo, una especie de “salvavidas”.

“El material que fluye a través de la cavidad fue predicho por las simulaciones, pero no se habían obtenido imágenes hasta ahora. Detectar estas aglomeraciones indica que el material se está moviendo entre los dos discos, permitiendo que uno se alimente del otro”, explica Dutrey. “Estas observaciones demuestran que el material del disco externo puede mantener al disco interno durante mucho tiempo. Esto tiene consecuencias importantes para la capacidad de formación de planetas”.

Los planetas nacen del material sobrante dejado tras la formación de la estrella. Este es un proceso lento, lo cual significa que un disco perdurable es un prerrequisito para la formación del planeta. Si el proceso de alimentación hacia el disco interno detectado ahora con ALMA sucede en otros sistemas estelares múltiples, los hallazgos introducen un gran número de nuevas posibles ubicaciones para encontrar exoplanetas en el futuro.

La primera fase de búsqueda de exoplanetas se centró en estrellas individuales como nuestro Sol. Recientemente se ha demostrado que una gran proporción de planetas gigantes orbita alrededor de sistemas binarios de estrellas. Ahora, los investigadores han comenzado a mirar más de cerca y a considerar la posibilidad de que haya planetas orbitando estrellas individuales dentro de sistemas estelares múltiples. El nuevo descubrimiento apoya la posible existencia de estos planetas, dando a los descubridores de exoplanetas nuevos lugares donde ampliar sus búsquedas.

Emmanuel Di Folco, coautor del artículo, concluye que “casi la mitad las estrellas de tipo solar han nacido en sistemas binarios. Esto significa que hemos encontrado un mecanismo para alimentar la formación planetaria que se aplica a un número significativo de estrellas de la Vía Láctea. Nuestras observaciones son un gran paso adelante en la verdadera comprensión de la formación planetaria”.