Mauricio Daza: “La hipocresía del Estado con sus trabajadores”

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El doble estándar de las autoridades del Estado se ha constatado de manera evidente a raíz del caso Penta, donde quienes llaman al respeto por la presunción de inocencia, y a que las policías no actúen con ostentación de poder, son los mismos que históricamente han centrando su discurso político en conceptos engañosos, tales como la puerta giratoria y la mano dura contra la delincuencia, por lo menos cuando se tratan de delitos que no los afectan ni a ellos ni a sus financistas.

Pero este doble estándar no sólo es aplicable en materia penal, sino que también en el ámbito laboral, donde por una parte las autoridades de Estado afirman con vehemencia la necesidad de que los privados respeten todos y cada uno de los derechos laborales de sus trabajadores, pero paralelamente mantienen una actitud ambigua al momento de consagrar los derechos de quienes se desempeñan en el ámbito público, además de vulnerarlos de manera permanente.

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El doble estándar de las autoridades del Estado se ha constatado de manera evidente a raíz del caso Penta, donde quienes llaman al respeto por la presunción de inocencia, y a que las policías no actúen con ostentación de poder, son los mismos que históricamente han centrando su discurso político en conceptos engañosos, tales como la puerta giratoria y la mano dura contra la delincuencia, por lo menos cuando se tratan de delitos que no los afectan ni a ellos ni a sus financistas.

Pero este doble estándar no sólo es aplicable en materia penal, sino que también en el ámbito laboral, donde por una parte las autoridades de Estado afirman con vehemencia la necesidad de que los privados respeten todos y cada uno de los derechos laborales de sus trabajadores, pero paralelamente mantienen una actitud ambigua al momento de consagrar los derechos de quienes se desempeñan en el ámbito público, además de vulnerarlos de manera permanente.