Tras transformarse en un verdadero fenómeno del mundo audiovisual en los últimos dos años en Estados Unidos, la actriz y cineasta Lena Dunham, célebre por “Girls”, cuenta sus memorias a los 28 años en un primer libro donde se expone con la misma falta de pudor que en la serie.

Voz singular en un medio a menudo aséptico como Hollywood, la actriz, directora, guionista y productora recibió un adelanto de más de 3,5 millones de dólares por “Not that kind of girl” (“No ese tipo de chica”), que cuenta detalles íntimos sobre su vida transformados en pequeñas lecciones cotidianas.

“Girls”, la serie que creó y en la cual tiene el papel principal de Hannah, cuenta la vida de cuatro amigas en Brooklyn, suerte de versión dura y desangelada de la célebre “Sex and The City”.

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Desde su aparición en la pantalla de HBO en abril 2012, “Girls” ganó dos Globos de Oro a mejor actriz y mejor serie, además de recibir una decena de nominaciones.

Exuberante, verborrágica, fuerte, frágil, egocéntrica y auténtica, Lena Dunham, de 28 años, no pasa desapercibida.

Ni su físico ni su vestuario encajan en los estereotipos de Hollywood. En “Girls” se filma a menudo desnuda, sin querer ocultar sus imperfecciones.

Su libro, publicado el martes en Estados Unidos, se parece un poco a su personaje Hannah, egocéntrica, divertida y depresiva.

Comparada con Woody Allen

Hija de artistas con una infancia privilegiada, Lena Dunham cuenta con pluma precisa y ácida la pérdida de su virginidad en un campus universitario en Ohio, sus insomnios de niña, la relación con sus padres, con los cuales durmió hasta los 12 años, sus neurosis y sus relaciones amorosas disfuncionales.

Dunham detalla el menú de sus regímenes, su relación con los terapeutas que la atienden desde que tiene 9 años, el hecho de que fue diagnosticada con obsesión compulsiva dos años más tarde y cómo comenzó a tomar medicamentos a los 14.

Como en la serie, el romanticismo está ausente.

En el primer episodio de “Girls”, Hannah afirmaba a sus padres que era quizás la voz de su generación. En su libro, Lena Dunham se presenta con más modestia.

“Si pudiese tomar lo que aprendí y volverles más fácil un trabajo ingrato, o evitarles ese tipo de relaciones sexuales en los que uno conserva los zapatos puestos en caso de que tenga ganas de salir corriendo, entonces cada uno de mis pasos en falso ha sido útil”, escribe en su introducción.

Rubia platinada ahora, la actriz regordeta y tatuada, esta feminista que se ríe de sí misma cita a menudo a Madame Bovary, Andy Warhol y el escritor estadounidense Joan Didion.

Su libro está dedicado a la novelista y guionista estadounidense Nora Ephron, de la cual es amiga.

Dunham cuenta sin vueltas sus relaciones sexuales y explica que siempre tuvo un interés por el desnudo, que describe como “más sociológico que sexual”, y denuncia la imposición de escenas de amor en el cine y la televisión que según ella pueden ser “destructivas”, porque “entre el porno y las comedias románticas, el mensaje claro y fuerte es que hacemos todo mal”.

La artista es comparada a veces con Woody Allen y algunos ven en ella la portavoz de la inseguridad de su generación.

El crítico literario del New York Times Michiko Kakutani, al que Hannah en “Girls” sueña con conocer, saludó un libro “divertido e inteligente”.

Otros fueron menos complacientes, recordando su educación privilegiada y lamentando que hable de su fenomenal éxito, que fascina e irrita a Estados Unidos.