Un misionero católico infectado por el virus del Ébola en Sierra Leona, el segundo español afectado por este brote, llegó este lunes a Madrid donde fue hospitalizado “en situación de gravedad”, informaron los servicios médicos.

El religioso Manuel García Viejo, de 69 años, fue transportado en ambulancia y aislado en una planta del hospital madrileño Carlos III tras su llegada a bordo de un avión ambulancia de la armada española.

El paciente se encuentra “en una situación de gravedad”, declaró a la prensa el doctor Francisco Arnalich, jefe de servicio de medicina interna del hospital de La Paz, del que depende el centro Carlos III.

“Presenta una importante deshidratación” y su hígado y sus riñones están también afectados, precisó.

Los médicos están estudiando “varias posibilidades de tratamiento”, añadió el responsable de la unidad de enfermedades infecciosas del hospital, José Ramón Arribas.

El paciente no podrá ser tratado con el suero experimental ZMapp, que no ha sido probado en ensayos clínicos pero ha sido administrado a varias personas infectadas por el virus, ya que sus existencias “están agotadas en todo el mundo”, dijo.

Los médicos barajan otras alternativas como administrarle “suero de un paciente que ha superado la enfermedad, que es algo que se está haciendo con otros pacientes de ébola” u otras “terapias experimentales de eficacia no probada” siempre que el paciente dé su consentimiento, explicó Arribas.

Director desde hace 12 años de un hospital en la ciudad de Lunsar, el religioso había solicitado que se lo trasladara a España después de contraer el virus del Ébola.

Doctor especializado en medicina tropical, este misionero es miembro de la orden hospitalaria de San Juan de Dios, que gestiona la asociación caritativa Juan Ciudad dedicada a tratar a víctimas de este virus. Hacía treinta años que este religioso trabajaba en África.

En agosto, otro cura de la misma orden, Miguel Pajares, de 75 años, se convirtió en el primer europeo afectado por esta epidemia de ébola en ser repatriado al continente, así como el primero en fallecer a causa de él.

A partir de entonces, otros extranjeros infectados en el oeste de África han sido repatriados a sus países de origen. La última hasta la fecha es una enfermera francesa, voluntaria de Médicos Sin Fronteras que contrajo el virus en Liberia y regresó a Francia en la noche del jueves al viernes.