Desde hace una década, por lo menos, se ha insistido en el necesario recambio de rostros en la política chilena. Una dinámica que tomó fuerza especialmente luego de la elección presidencial de 2009 cuando irrumpió en la escena Marco Enríquez-Ominami, quien se postuló a La Moneda como independiente.

Gracias a que sacó el 20,13% de los votos en dicha elección, su nombre rápidamente alcanzó notoriedad entre los electores, rompiendo en cierta forma el molde establecido al ofrecer una tercera opción junto a la Alianza y la Concertación.

Esta situación volvió a repetirse en las presidenciales de 2013, donde además de ME-O surgieron otros candidatos “no tradicionales” como el empresario Franco Parisi, con quien el abanderado del PRO disputó voto a voto el tercer lugar por una diferencia de apenas 56 mil sufragios.

Y es que la sola reelección de Michelle Bachelet parece romper el molde de candidatos “políticos”, debido a que la actual mandataria no era una figura destacada al interior del Partido Socialista, siendo su mayor acercamiento la derrota en las Municipales de 1996, cuando se presentó como candidata a concejo Municipal de Las Condes. Más tarde, su rol como ministra de Salud en el gobierno de Ricardo Lagos (2000-2006) la catapultó a una vida política más activa logrando convertirse en la primera mujer en ocupar La Moneda, y ser reelecta, además.

Este fenómeno no pasó desapercibido para los partidos políticos a la hora de decidir por candidatos, surgiendo nombres como Laurence Golborne en la UDI, pese a que finalmente su postulación no logró llegar a la papeleta.

Pese a que estamos aún lejos de una nueva elección presidencial, nuevamente políticos “no tradicionales” comienzan a captar la atención. Según la última encuesta N° 33 de Plaza Pública Cadem, cinco nombres comienzan poco a poco a ganar protagonismo en la esfera política:

Marco Enríquez-Ominami (PRO): Quizás gracias a su permanente figuración pública y a que ya lleva dos elecciones presidenciales a cuestas, es el más conocido de los políticos “no tradicionales”; logrando un 95%.

Respecto a su evaluación, también es el que alcanza el mayor porcentaje con un 67%, cifra que en cierta forma traspasa al Partido Progresista, que queda lidera el la percepción positiva de los conglomerados con un 46%.

Giorgio Jackson (Revolución Democrática): Diputado de la bancada “estudiantil”, su nivel de conocimiento por parte de la gente, es de un 66%, similar nada menos que del presidente de la Democracia Cristiana, Ignacio Walker.

Su aprobación, en tanto, alcanza un 63%, por sobre políticos “tradicionales”, como los presidentes de RN y la UDI, el MAS y el PS. R. Democrática, por su parte, logra una evaluación favorable de un 41%.

Andrés Velasco (Fuerza Pública): El ex ministro de Hacienda del anterior gobierno de Bachelet, se encumbra con un 62%, cifra que aparece luego de sus públicas diferencias con la actual administración a propósito de la Reforma Tributaria, cambio que tiene baja aprobación según los últimos sondeos.

En el nivel de conocimiento, en tanto, su porcentaje alcanza un 80%. Su conglomerado, en tanto, alcanza una percepción positiva de un 44%.

Lily Pérez (Amplitud): La senadora, favorecida por su pasado parlamentario ligado a la derecha en Renovación Nacional, logra un 80% de conocimiento público.

No obstante, su separación de la línea conservadora y su público apoyo a legislar materias éticas como el aborto terapéutico y el Acuerdo de Vida en Pareja, le ha valido una aprobación de un 53%. Amplitud consigue un 39% de evaluación positiva.

Felipe Kast (Evopoli): El ex ministro del gobierno de Piñera, aparece como el segundo político de derecha al que la gente más conoce, con un 42%.

Respecto a su evaluación, logra un 50% de aprobación positiva. Y si bien es el sexto partido con mejor evaluación (en quinto lugar aparece la DC), su conglomerado logra un 36% de aprobación a solo un punto del falangismo.