¿Alguna vez te preguntaste por qué cada vez que comemos porotos al rato tenemos muchos gases?

La revista Men’s Health encontró una forma muy fácil de explicar, y a través de un video muy tierno y dinámico -a cargo de Giant Ant-, lo muestra en un lenguaje simple.

Según muestran las imágenes, los porotos tienen proteínas, antioxidantes y fibra, además de prebióticos llamados oligosacáridos. Luego de ser molidos por los dientes, la comida, ahora transformada en el bolo alimenticio, llega al estómago donde la pepsina (una enzima) se encarga de transformar todo en pequeños pedacitos, para ser más fácilmente absorbidos por la sangre.

Ya en el intestino delgado, otras enzimas disminuyen aún más estas pequeñas moléculas, las que son transportadas al torrente sanguíneo, sin embargo, no existe ninguna sustancia que pueda ayudar al cuerpo a absober los oligosacáridos, y además son muy grandes, por lo que se van directo hasta el colon.

Ahí, la flora bacteriana se alimenta de los oligosacáridos, y al fermentarse se convierten en pequeñas cadenas de ácido graso, que pueden ser usados como energía. Sin embargo, esta fermentación también produce gases, los cuales sólo tienen una vía de salida por el cuerpo.

En el siguiente video, la gráfica muestra este incómodo hecho de una forma muy adorable:

Men’s Health // How a Bean Becomes a Fart from Giant Ant on Vimeo.