Con la presencia de Arturo Ripstein partió la fiesta del cine Latinoamericano en Viña del Mar

Arturo Ripstein | www.ficvina.cl
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Viña del Mar ya se vistió de cine y, aunque las actividades oficiales parten este martes 2 de septiembre, lo cierto es que el trabajo del versión 26 del FICVINA comenzó en agosto, con las Masterclass internacionales de David Hinojosa, Amy Dotson y Vinay Singh.

Lo concreto es que la partida se da hoy. Para ello, ya está en la ciudad, el Director Mexicano, Arturo Ripstein, una de las figuras destacadas de cine Latinoamericano que permanecerá en el Festival hasta el día de su cierre, el sábado 6, cuando se conozca el ganador del PAOA.

Cuando ya está todo listo y dispuesto, después de un año de preparaciones, el Director Artístico de FICVINA, Edgard Doll hizo un pequeño alto antes de escribir uno de los discursos inaugurales, para decirnos que Ripstein ya había llegado y para contarnos el orgullo que significa ser parte de este trabajo.

Para Doll, la presencia de Ripstein es tan importante que lo ubica como “el autor más trascendente del cine latinoamericano, un hombre que claramente ha influido en la historia del cine mexicano de industria pero también en un cine que busca una dimensión autoral. Vemos búsquedas desde el realismo, y desde experiencias muchas veces fuertes y sórdidas de la realidad. El las construye desde una mirada fuertemente poética”.

Los amantes del cine Latinoamericano pueden informarse sobre la programación en www.ficvina.cl. Todas las películas son gratis y las actividades abiertas son publicadas en el sitio oficial.

La XXVI edición del Festival Internacional de Cine de Viña del Mar, es organizado por la Ilustre Municipalidad de Viña del Mar en conjunto con la Universidad de Valparaíso y financiado por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes.

Arturo Ripstein

Considerado como uno de los cineastas más singulares y relevantes del continente, comenzó su carrera muy joven como asistente de Luis Buñuel. A los quince años presenció el rodaje de “Nazarín” (1958). Su primera incursión en el cine fue como asistente de dirección, sin créditos, con quien fuera su maestro, en “El Ángel Exterminador” (1962).

Su primera película fue un western basado en un guión escrito por Gabriel García Márquez titulado “Tiempo de morir” (1965). Dirige producciones independientes y superproducciones, como “La Hora de los Niños” (1969) y “El Santo Oficio” (1974). Durante los años setenta, se consolidó como director e inició una de las etapas más fructíferas de su carrera, la cual incluye tres de las cintas más importantes del cine mexicano contemporáneo: “El castillo de la pureza” (1972), “El lugar sin límites” (1977) y “Cadena perpetua” (1978). Las dos últimas lograron colocarlo en el selecto grupo de destacados cineastas cuya filmografía comenzó a ser estudiada con detenimiento por especialistas nacionales y extranjeros.

A partir de “El imperio de la fortuna” (1985), emprendió un viaje directo rumbo a la definitiva internacionalización. España y Francia le rindieron tributo a través de muestras, exhibiciones y premios, y su nombre comenzó a mencionarse repetidamente junto al título de “el mejor director mexicano de nuestro tiempo”.

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Viña del Mar ya se vistió de cine y, aunque las actividades oficiales parten este martes 2 de septiembre, lo cierto es que el trabajo del versión 26 del FICVINA comenzó en agosto, con las Masterclass internacionales de David Hinojosa, Amy Dotson y Vinay Singh.

Lo concreto es que la partida se da hoy. Para ello, ya está en la ciudad, el Director Mexicano, Arturo Ripstein, una de las figuras destacadas de cine Latinoamericano que permanecerá en el Festival hasta el día de su cierre, el sábado 6, cuando se conozca el ganador del PAOA.

Cuando ya está todo listo y dispuesto, después de un año de preparaciones, el Director Artístico de FICVINA, Edgard Doll hizo un pequeño alto antes de escribir uno de los discursos inaugurales, para decirnos que Ripstein ya había llegado y para contarnos el orgullo que significa ser parte de este trabajo.

Para Doll, la presencia de Ripstein es tan importante que lo ubica como “el autor más trascendente del cine latinoamericano, un hombre que claramente ha influido en la historia del cine mexicano de industria pero también en un cine que busca una dimensión autoral. Vemos búsquedas desde el realismo, y desde experiencias muchas veces fuertes y sórdidas de la realidad. El las construye desde una mirada fuertemente poética”.

Los amantes del cine Latinoamericano pueden informarse sobre la programación en www.ficvina.cl. Todas las películas son gratis y las actividades abiertas son publicadas en el sitio oficial.

La XXVI edición del Festival Internacional de Cine de Viña del Mar, es organizado por la Ilustre Municipalidad de Viña del Mar en conjunto con la Universidad de Valparaíso y financiado por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes.

Arturo Ripstein

Considerado como uno de los cineastas más singulares y relevantes del continente, comenzó su carrera muy joven como asistente de Luis Buñuel. A los quince años presenció el rodaje de “Nazarín” (1958). Su primera incursión en el cine fue como asistente de dirección, sin créditos, con quien fuera su maestro, en “El Ángel Exterminador” (1962).

Su primera película fue un western basado en un guión escrito por Gabriel García Márquez titulado “Tiempo de morir” (1965). Dirige producciones independientes y superproducciones, como “La Hora de los Niños” (1969) y “El Santo Oficio” (1974). Durante los años setenta, se consolidó como director e inició una de las etapas más fructíferas de su carrera, la cual incluye tres de las cintas más importantes del cine mexicano contemporáneo: “El castillo de la pureza” (1972), “El lugar sin límites” (1977) y “Cadena perpetua” (1978). Las dos últimas lograron colocarlo en el selecto grupo de destacados cineastas cuya filmografía comenzó a ser estudiada con detenimiento por especialistas nacionales y extranjeros.

A partir de “El imperio de la fortuna” (1985), emprendió un viaje directo rumbo a la definitiva internacionalización. España y Francia le rindieron tributo a través de muestras, exhibiciones y premios, y su nombre comenzó a mencionarse repetidamente junto al título de “el mejor director mexicano de nuestro tiempo”.