A todos las personas les agrada que les brinden atención, real o virtual. Pero, cuando esa atención pasa a ser desmedida, se transforma en acoso y puede ser muy incómodo e inclusive, peligroso.

Un acosador virtual o “stalker” es aquel hombre o mujer que espía o “acecha” en la Web. El término es amplio y abarca desde conductas inofensivas como mirar de manera insistente perfiles de terceros hasta inapropiadas como ser invasivo o amenazador en dichas redes o en los sitios de citas.

Si hablamos de curiosidad virtual, la mayoría de las personas “stalkea” de una forma u otra. ¿Quién no ha husmeado en el perfil de su ex, al menos un par de veces para ver qué tal es aquel hombre o mujer por el que hemos sido reemplazados?

Es parte de la naturaleza humana aunque haya estudios que señalan que no es bueno para la psiquis, ya que nos deja apegados al pasado y en estado de frustración.

Cuando el “stalkeo” es inofensivo e imperceptible para el receptor del mismo, no pasa nada; en todo caso paga las consecuencias el chismoso. El problema se suscita cuando el acosador virtual genera algún perjuicio, como por ejemplo, asumir la identidad de otra persona, entrometerse en sus publicaciones o interactuar indebidamente con los contactos de ella, por ejemplo.

Para prevenir la “labor” de un stalker– y evitar transformarte en uno involuntariamente –he aquí algunas sugerencias de la experta en relaciones de Match.com, Valeria Schapira.

1. Preserva datos íntimos en redes sociales y sitios de citas: nada de postear domicilios, datos bancarios, etc. Cuidado con las fotos de niños. No publiques en la red aquellas cosas que no andarías ventilando en la vida offline. Utiliza el sentido común, que suele ser el menos común de los sentidos.

2. Aprende a utilizar las configuraciones de las redes sociales y a administrar las publicaciones en consecuencia. Facebook ofrece varias opciones de publicación: para amigos, personalizado, público, etc. No hace falta que todo el mundo vea todo lo que posteas.

3. Cuidado con las etiquetas: no etiquetes compulsivamente en fotos o estados a otras personas. Antes de subir una actualización a un muro ajeno, siempre es mejor preguntarle al receptor si está de acuerdo en ello. Puede haber quienes no quieren que se sepa que han estado en un lugar determinado un día determinado. O simplemente personas a las que no les gusta ser vistas en forma masiva, por una cuestión de privacidad.

4. Ojo con lo que publicas en los muros de otras personas, con lo que twitteas y con lo que dices. En la virtualidad, siempre aplica lo que en la vida offline: es mejor contar hasta diez. Quien dice sin pensar en la vida, seguramente lo hará en la Web, provocando todo tipo de consecuencias y malestares a los demás. La máxima de las relaciones ha de ser pensar antes de hablar; pensar antes de postear.

5. Si una persona tiene antecedentes de conductas molestas u obsesivas, bloquéala. Un sitio de citas como Match.com ofrece a sus usuarios la posibilidad de bloquear a aquel usuario que está teniendo conductas inapropiadas con sólo hacer clic en su perfil. También posee un equipo de atención al cliente al cual se le puede reportar cualquier acto sospechoso.

Es importante diferenciar lo que es una red social de un sitio de citas. Las redes son comunidades virtuales en las que los usuarios registrados interactúan con otros usuarios con los que tienen afinidad o vínculos en común.

Los sitios de citas son portales en las que las personas buscan parejas por afinidades. Funcionan con algoritmos de coincidencia y sistemas de filtros de búsqueda. A diferencia de las redes sociales, quienes se registran en un portal de encuentros lo hacen con la finalidad específica de buscar pareja.