Las operaciones de búsqueda se reanudaron en Hiroshima al día siguiente de los aludes que dejaron 39 muertos y siete desaparecidos, además de obligar a un millar largo de personas a refugiarse en lugares públicos de esta ciudad del suroeste de Japón.

Unos 2.500 bomberos, policías y soldados de las fuerzas de autodefensa debían participar, más de 24 horas después de la catástrofe.

Los aludes se produjeron en Hiroshima la noche del martes al miércoles después de intensas lluvias: en el espacio de tres horas cayó tanta agua como en un mes normal, según los meteorólogos.

Las autoridades reconocen que tardaron en pedir a los habitantes que abandonaran sus casas.

“De todos modos, era de noche y vistas las trombas de agua hubiera resultado difícil salir”, comentó un vecino a la televisión.

Todos los testigos hablan de tormentas inimaginables, de ruidos terroríficos y de un fuerte olor a tierra cuando se produjo la catástrofe.

Las zonas más afectadas, al pie de una montaña, fueron evacuadas y un millar de personas estaban albergadas en escuelas, gimnasios y refugios varios.

Al final del día se esperaban nuevas precipitaciones y, según los expertos, visto el estado actual de los suelos, se podrían producir fácilmente nuevas riadas de barro.

Según la agencia meteorológica, las condiciones atmosféricas siguen siendo inestables del suroeste al norte del país y otras regiones presentan riesgos de lluvias muy fuertes y nuevos corrimientos de tierras.