En medio de desastrosas noticias, la más trágica correspondiente al desolador conflicto armado en la Franja de Gaza que se ensaña con el pueblo palestino, hemos sido conmovidos por el reconocimiento del joven músico argentino, Ignacio Urbain, como nieto de Estela de Carlotto, la Presidenta y una de las líderes más tenaces del movimiento de las madres y abuelas de Plaza de Mayo.

Esta organización que, durante décadas, infatigablemente, ha bregado para conocer el destino de sus hijos e hijas, así como de las criaturas que estaban en el vientre de sus madres, cuando ellas fueron capturadas y secuestradas por los terribles escuadrones represivos de la dictadura argentina.

La llamada “guerra sucia” que en el país hermano significo la pérdida de decenas de miles de valiosas vidas, las más valiosas de su generación, es el capítulo más horroroso en la existencia de esa nación. Luego de esa debacle moral, el régimen militar no encontró nada mejor que lanzarse a la toma de las Islas Malvinas, donde se sacrificaron estérilmente otros miles de jóvenes soldados, arrastrados por la crueldad y el afán perpetuacionista de la dictadura.

Tanto sufrimiento es inaudito. Pareciera que ese nunca se acaba. De modo que para muchas personas este es un verdadero milagro. Se vuelve a ratificar la idea que inspira aquella antiquísima afirmación que “la esperanza nunca se pierde”. El rostro radiante de la abuela Estela de Carlotto es un símbolo que la vida renace y que es capaz de prevalecer sobre el designio de muerte propio de aquellas tenebrosas criaturas que cobran protagonismo bajo los regímenes dictatoriales.

El derecho a la vida es la base de la lucha por la verdad y la justicia. También en Chile. Por ello, nunca es tarde para demandar que aquellos que conocen el destino de los detenidos desaparecidos entreguen esa verdad tanto tiempo oculta, arrebatada dolorosamente a las familias y a toda la sociedad chilena.

Una vez más apelamos al supremo deber de conciencia de los que saben que paso con miles de presos políticos en Chile, para que nuestra patria, este país que tanto amamos, pueda avanzar en este ámbito, cerrando sus heridas, esclareciendo los hechos y develandose en definitiva la verdad, aquella que calma los rencores y alivia el dolor de las familias.

En Chile vivimos un nuevo ciclo político y social, con libertad la ciudadanía reclama de quienes poseen autoridad una mayor respuesta a las inquietudes y peticiones que en calles, plazas y en los hogares se formulan paraorientarnos hacia un Chile más inclusivo y solidario. Es la hora entonces de ponerse a la altura, de nuevos gestos y esfuerzos, de tomar el espíritu de ser un país mejor para entregar esa verdad que aunque dolorosa es necesaria para convivir y progresar con la frente en alto

Camilo Escalona
Presidente del Instituto Igualdad y ex presidente del Senado