Publican en Facebook fotos con el botín, aparece la ropa que vestían el día del delito, o chatean con sus víctimas. Los delincuentes son descuidados en las redes sociales, y la fiscalía y la policía lo aprovecha para llevarlos ante la justicia.

Sus perfiles los delataron. Integraban una banda que robaba cajeros automáticos y, para jactarse de sus botines, se hicieron fotos con turros de dinero y las armas que habían utilizado. Las publicaron en la red social Facebook, sin ningún filtro de privacidad.

La policía las encontró y además pudo verificar que se conocían entre ellos, lo que los delincuentes negaban.

Otros directamente se confiesan a través de las redes. “Me hizo daño saber que ella estaba con otro en la cama”, publicó un joven de 26 años de San Felipe (centro de Chile) que asesinó a su novia de 15 puñaladas y se dio a la fuga.

“Esto es lo que les pasa a los que me sapean (delatan)”, publicó en Facebook un tatuador de Arica (norte), bajo una foto con unas manos ensangrentadas. Esa imagen fue clave para imputarlo por apuñalar a un ciudadano colombiano en una discoteca, según la fiscalía.

“Hay un cierto tipo de delincuente que busca la aprobación de sus pares. Con esta forma de fanfarronear -en redes sociales-, (…) cometen errores” que permiten condenarlos, explica a la AFP el subcomisario de la brigada de Cibercrimen de la Policía de Investigaciones, Segundo Mansilla.

En Arica también, una madre identificó a una mujer que le ofrecía drogas a su hija al ver en el celular de la joven una conversación en Facebook. La madre llamó a la traficante, quien vino con la droga, y la encerró en la casa hasta que llegó la policía a detenerla.

Vida digital paralela

Según la policía, “los más analfabetos digitales son los más propensos a cometer este tipo de errores”.

Aunque no siempre sean pruebas determinantes, la información obtenida en redes sociales enriquece cada vez más las investigaciones policiales de todo tipo de crímenes y apoya “la construcción de perfiles de sujetos investigados”, explica a la AFP Mauricio Fernández, director de la Unidad Especializada de Lavado de Dinero, Delitos Económicos y Crimen Organizado de la fiscalía.

Con el alto uso de redes sociales como Facebook, Instagram, Fotolog o Twitter, los usuarios pasan a tener una vida real y una vida digital paralela.

“Toda la información que se comparte en redes sociales es un blanco sumamente apetitoso para las agencias de persecución penal, porque acceden a un montón de información sin tener que hacer mucho más trabajo policial”, afirma a la AFP Francisco Vera, abogado de la ONG Derechos Digitales.

¿Y el derecho a la privacidad?

Sin embargo, hay restricciones para obtener información en redes sociales. Si está publicada de forma abierta, es accesible para cualquiera.

Pero si tiene alguna barrera de privacidad, la policía necesita una orden judicial tramitada a nivel internacional para que Facebook facilite los datos solicitados. Y aún así se trata de información básica, no de conversaciones privadas ni imágenes.

“La información que nosotros conseguimos es información de registro, de conexiones, pero nada que tenga que ver con contenidos”, asegura Mansilla, para quien las redes sociales son sólo “un lunar” de los datos que recaban en internet.

“La única posibilidad que existe de tener acceso a contenidos es en la medida que se trate de un caso de terrorismo que pueda afectar a distintos países”, algo que no ha ocurrido todavía en Chile, puntualiza.

En lo que va del año, Chile ha hecho 215 requerimientos de información a Facebook, siendo el segundo país latinoamericano con más solicitudes luego de Brasil.

“A cualquier policía le gustaría tener más acceso, pero entendemos que eso puede ser demasiado invasivo”, asegura Mansilla.

La ONG Derechos Digitales pide más regulación para proteger los datos personales, y los casos en que el Estado puede interferir en la vida privada, para evitar que una vigilancia constante afecte los derechos de asociación o libre expresión.

Ante todo, Vera recomienda ser pudoroso en las redes. “Hay que entender que lo que se sube a internet deja de estar bajo nuestro control”, afirma.