El portero brasileño Víctor decidió en el vestuario llevar su “rosario de la suerte” al banco, aquel que le acompañó cuando ganó la Copa Libertadores en penales. Algo le decía que podía serle útil a Julio César en el crucial partido ante Chile, y así fue.

¿Qué jugador no tiene un ritual por lo general religioso cuando entra al campo? Muchos besan el gramado y se persignan, otros entran rezando con los brazos abiertos, otros simplemente apuntan al cielo. También está el que se pinta el cabello, se hace un tatuaje o se deja crecer el bigote.

Víctor, el portero campeón con el Atlético Mineiro de Ronaldinho Gaúcho en la Copa Libertadores de 2013, aclara: “Existe fe y superstición, soy religioso”. Y como él muchos otros jugadores brasileños, que en su mayoría son devotos evangélicos.

El Brasil-Chile, que se jugó en Belo Horizonte, ponía un enorme peso sobre los hombros del anfitrión, que se prometió conseguir la sexta estrella en casa.

Pero el desempeño no ha sido el esperado y el partido con Chile encendió alarmas tácticas.

Y en medio de la tensión que reinaba en el equipo estaba Víctor, frío y sereno, con la seguridad que regresaría al vestuario con el uniforme impecable (es el tercer sustituto).

“Intento llevarlo [el rosario] para los partidos, pero no tengo la costumbre de llevarlo al campo. Iba a estar en el banco, lo decidí en el vestuario. Sabía de la dificultad del juego, fue una forma con la que busqué fortalecerme y fortalecer a mis compañeros. No fue nada premeditado”, relató.

Fueron 120 minutos intensos con un Chile brioso ganando el control del partido y Brasil evitando lo peor. Un remate de Mauricio Pinilla segundos antes del final casi sella la condena a muerte del anfitrión ‘canarinho’.

Pero el travesaño se interpuso en el camino y llevó la decisión a penales. “Fue un indicio de que las cosas estaban conspirando a nuestro favor”, recordó.

La emoción se apoderó del combinado, Julio César comenzó a llorar con las palabras de apoyo de sus compañeros, incluido Víctor que se acercó y le cedió su amuleto.

“En ese momento le pregunté si quería” llevar el rosario. “Le expliqué la historia y rápidamente lo recibió muy bien. Fue un refuerzo para él”, recordó Víctor.

Fue el 25 de julio de 2013 cuando el Atlético Mineiro se coronó campeón. La decisión fue en los penales. En el arco, Víctor defendió el primer cobro de Herminio Miranda y selló la victoria con un tiro fallido de Matías Giménez.

El portero tuvo una campaña extraordinaria en la Libertadores con defensas impresionantes en los cuartos y semifinal (también decidida en penales). Fue así que se abrió un espacio en la selección, a diferencia del gran protagonista de ese título Ronaldinho Gaucho, excluido por Felipao.

Julio César tomó el rosario y lo colocó en el arco. Defendió dos y un tiro fue al palo con lo que Brasil se clasificaba a los cuartos de final. “Es un gran portero, que se preparó, nos va a ayudar mucho en el camino a la conquista que es el gran objetivo”, indicó.

“La fe es importante, pero no podemos sólo depender de ella. Refuerza, cada uno tiene la suya, cada uno se apega a una cosa, pero lo más importante es la preparación”, siguió Víctor, que aplaudió la labor del mexicano Guillermo Ochoa, el nigeriano Vincent Enyeama y el colombiano David Ospina que enfrentará el viernes.

“Ojalá que a nuestros compañeros atacantes les vaya mejor que a los porteros adversarios”, dijo.

Luiz Felipe Scolari ya pronosticó que otros partidos en esta Copa se decidirán en penales. Y el rosario está ahí… en las manos de Víctor porque después de clasificados, Julio César tuvo que devolverlo.

“Le conté la historia del rosario conmigo. Cuando terminó, fue a buscarlo y me lo devolvió. De otra manera se lo iría a pedir”, finalizó.