Desde Santiago, Rodrigo Torres Galleguillos nos envía estas imágenes y la siguiente descripción:
Estimados:
La imagen adjunta es la única que pude sacar con mi teléfono móvil antes de entregar al joven carabinero al carro policial denominado “zorrillo”. He aquí un breve relato de lo sucedido hace casi un mes (en plaza Brasil el 1 de mayo), pero que aún remece las redes sociales.
“Ese día 1 de mayo asistíamos a una “lentejada popular” en las cercanías de dicha plaza. Llegamos aproximadamente a las 13:15 horas. Como aún no estaban listas (según los organizadores faltaba una hora), a lo cual y en contra de mi voluntad (no tenía ganas de volver a subir al auto, con el frío y las pocas ganas de conducir) nos dirigimos a la plaza.
Estacionamos en Maturana (en frente del colegio que estudia mi hija, Congregación Santa Cecilia) y después de sacar algunas fotografías de dicho colegio y otras a mi familia, tratamos de avanzar hacia el escenario para ver que se exhibía.
De un momento a otro vimos a una masa de gente correr desde oriente a poniente (por el costado de calle Huérfanos hacia Maturana). Tomé a mi mujer, hija, perro y corrimos pensando que tal vez se trataba de carabineros dispersando a la gente. De pronto vimos a una persona en el suelo, a la cual una turba lo rodeaba y golpeaba.
Mi primera reacción fue sacar mi teléfono y comenzar a sacar fotos pero no alcancé. Mi mujer gritaba “¡Roro, lo van a matar!” y acudimos en su defensa, poniéndolo de pie, entre otras buenas personas, al uniformado. Mi mujer en tanto, enfrentaba a otros jóvenes que lo quería seguir atacando.
Me olvidé de ella por un rato y avanzamos a duras penas y tratando de hacer un escudo humano y evitando los golpes. Fueron 2 eternas cuadras y, encarando a los matones con frases tan simples como “es un joven como tú, déjenlo tranquilo”, “no sigan por favor”, “corten el hueveo”, “tiene familia igual que tú”. En fin. Al parecer algunos desistieron. Otros, en acción meteórica, lograban su objetivo. Fue duro escuchar como sonaba su cabeza cuando llegaba un combo “aéreo”.
En un momento un tipo gritó “quitémosle el fierro y matemos a este paco culiao asesino de mapuches”, ahí más me preocupé de reforzar el lado de su armamento, ya que mi “función” innata siempre se abocó a brindar protección a su retaguardia.
Cuando doblamos por calle Agustinas hacia el poniente (lo bueno es que me hicieron caso ya que enfilabamos hacia el oriente), vi que 2 carabineros se encontraban en la esquina de Ricardo Cumming y comenzamos a hacer señas.
En un principio no nos hiceron caso, pero al parecer se percataron que era uno de los suyos al que llevábamos a duras penas y en una carrera veloz se acercaron a nosotros (andaban a pie y no eran FFEE).
Al comienzo fue en actitud de agresión, pero cuando vieron cual era nuestro propósito nos dejaron pasar, lo malo es que al parecer no cubrieron nuestra retaguardia ya que, por centímetros y a medida que se acercaba un zorrillo, un trozo de hormigón rozó mi hombro (y que gracias a alguien que gritó CUIDADO, pude esquivar, afortunadamente pasó por el lado contrario de la víctima) y ahuyentó a los otras personas, quedando solo el camarógrafo (Eduardo Mardones, quién subió a YouTube el famoso video) y el suscrito.
Aperramos hasta el final y una vez que pudimos subir al carro policial (zorrillo) al malogrado oficial, nos dimos cuenta de lo que realmente habíamos hecho. Eduardo tenía una gran huella de calzado en su espalda (vestía una chaqueta oscura) lo cual me dió risa ya que yo le decía, “menos mal que la sacamos barata” y él me contesta “a mi me pusieron la mansa patada”… como pude traté de borrar con mi codo la huella”.
Espero que esto nunca más vuelva a suceder en nuestro país, pero como ya vimos hace un par de día atrás, otro carabinero fue asesinado.
Saludos y gracias.
Rodrigo Torres Galleguillos
Brutalidad al máximo | Rodrigo Torres Galleguillos
