En febrero de 2013 un incendio afectó al sector Rodelillo de Valparaíso, dejando 284 casas destruidas y más de 1.200 damnificados. Las campañas de ayuda a los vecinos del lugar fueron la principal reacción de gran parte del país y de las autoridades, sin embargo, a estas últimas además les corresponde reflexionar acerca de las causas de la emergencia, para evitar que se vuelvan a repetir situaciones de esta magnitud. Ya en abril de 2014, un desastre aún mayor afectó a la misma ciudad: 15 muertos, 2.900 casas que desaparecieron por las llamas y que dejaron a más de 12.500 personas de la ciudad puerto sin nada.

Pareciera que las autoridades porteñas no aprendieron la lección, y es probable que el hecho de que un incendio catastrófico ocurra a poco más de un año de otro que afectó a miles de personas, sea una clara señal de descuido. Pero existe un escenario peor: las autoridades fueron prevenidas de la posibilidad de un incendio desastroso en la ciudad, esto en diciembre de 2012, meses antes del incendio en Rodelillo.

En la sesión del Concejo Municipal de Valparaíso llevada a cabo el 12 de diciembre de 2012, el jefe de Emergencias del municipio, Ricardo Valdés, alertó a los ediles de la alta cantidad de material combustible (basurales clandestinos y malezas) que se encontraba en varios sectores aledaños a los cerros de Valparaíso. Éste no estaba siendo limpiado debido a los escasos recursos, lo que se traducía en 20 personas trabajando en desmalezar todos los cerros, cuando se requería de al menos 100, y la imposibilidad de contar con herramientas para realizar la tarea.

Es importante recalcar que el especialista en emergencias indicó que los desmalezamientos deben realizarse todos los años, especificando en la reunión que “como mandato, este municipio tiene que hacer cortafuegos por una cantidad de 45 kilómetros de distancia. Debemos haber ejecutado un 5% o 6% de eso. El resto no ha se ha podido hacer por falta de recursos”.

Nueve meses después del incendio en Rodelillo, el municipio declaraba su preocupación ante la advertencia realizada por Ricardo Valdés, la que se acrecentó debido a las grandes cantidades de basura que quedaron luego del paro de funcionarios municipales. El alcalde Jorge Castro, en la oportunidad, solicitaba al Gobierno Regional el aporte de 400 millones de pesos para labores de limpieza y desmalezamiento de los cerros de la ciudad, ante lo cual, el ex ministro de Salud, Jaime Mañalich, comprometió los recursos, pero estos dineros nunca llegaron, según informó Ciper.

Entre septiembre de 2009 y febrero de 2011, Valparaíso se vio beneficiado gracias a un convenio con la Conaf y la entidad gubernamental Programa de Recuperación y Desarrollo Urbano de Valparaíso (PRDUV), en el que se controlaron 102 microbasurales de los cerros de Valparaíso, además de educar sobre medio ambiente en las escuelas y dar trabajo a cerca de 200 personas.

De esta forma, se disminuyó el riesgo de grandes incendios debido al material combustible que significan los basurales clandestinos. Sin embargo, el programa se acabó en 2011 y los recursos fueron redestinados a obras de “mayor visibilidad”, según declaró un ex encargado del programa a Ciper. Entre estas obras se encuentra la remodelación del Museo Baburizza en el cerro Alegre, además de la reparación y adquisición de nuevos ascensores.

Pese a que la administración municipal dio el aviso en 2012 de la urgente necesidad para evitar incendios, los recursos nunca aparecieron, sin una excusa frente a la irresponsabilidad de no entregar los dineros comprometidos. Como consecuencia de esto, en 2013 fueron 1.200 personas las afectadas, y en 2014 fueron 12.500 quienes perdieron todo.