Las rupturas matrimoniales por violencia intrafamiliar habitual aumentaron de un 8 a un 11% entre el 2012 y 2013. A su vez, las víctimas, hombres y mujeres, que recibieron maltrato sicológico y/o físico producto de cuadros de celopatías de parte sus cónyuges, aumentaron su representatividad en el total de casos de separaciones por VIF de un 40 a un 59%.

Conforme al relato de la mayoría de las víctimas, el maltrato era mayor existiendo consumo previo de algún tipo de droga y/o alcohol.

Así lo informó hoy Ricardo Viteri Prado, titular del portal web especializado en divorcios www.separadosdechile.cl, quien analizó 1.890 consultas de personas que se estaban separando o ya se habían separado de hecho durante el 2013 y se contactaron con el servicio para solicitar información respecto al procedimiento para divorciarse.

“De la muestra analizada, las infidelidades han sido la causa basal de un 67% de las separaciones, los problemas económicos de un 16% y un 11% corresponden a cónyuges que sufrieron violencia intrafamiliar reiterada, y en 6 de cada 10 de estos casos, el maltrato se origina por celos descontrolados y enfermizos del agresor”, dijo Viteri.

Al preguntarle a la víctima respecto a las pruebas existentes para acreditar en tribunales de familia el maltrato doméstico, la mayoría carece de elementos probatorios suficientes para respaldar la demanda de divorcio por causa grave.

Según Viteri, en gran parte de los casos, los hombres celópatas ejercen violencia intrafamiliar sicológica, que es difícil de probar. Este tipo de violencia se manifiesta en: acusar permanentemente a la víctima de vestirse y tener actitudes y comportamientos provocativos con el sexo opuesto, acusar de infidelidad, insultar, destruir el autoestima y manipular las emociones del otro.

Además, los celópatas ejercen estricto control y vigilancia de las conversaciones y actividades de la pareja, revisan su ropa –especialmente las prendas íntimas- , y chequean mensajes y llamadas a su celular. Algunos incluso les impiden trabajar, las ridiculizan y humillan en público y las obligan a tener sexo contra su voluntad.

“Respecto a casos en que se ejerce maltrato físico en contra de la esposa, las agresiones comienzan con empujones, zamarreos, cachetadas y con el tiempo pasan a los golpes y patadas, aunque muchas de las cónyuges agredidas no pueden demostrar el maltrato dado que pocas veces constatan lesiones en algún centro asistencial”, explica Viteri en un comunicado.

En el caso de mujeres celópatas , el maltrato en contra del marido es principalmente sicológico, con gritos, insultos por ser un “lacho” o infiel, menosprecio sexual, ridiculizaciones frente a terceros, amenazas de suicidio, entre otras actitudes.

“Los celópatas transforman la vida en pareja en un eterno infierno. Es una relación absolutamente insana y destructiva. Si alguien tiene a un marido o esposa celópata nuestro consejo es separarse, cuanto antes mejor”, sentenció Viteri.