Condiciones de extrema precariedad, encierros bajo llave, turnos de 14 horas 6 días a la semana, son algunas de las irregularidades que denunciaron los costureros que trabajaron para marcas argentinas como Cheeky, Kosiuko o Portsaid.

Según Terra Argentina, Daniel Awada -uno de los dueños de Cheeky y cuñado del jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri- fue requerido por la justicia para la indagatoria del supuesto “trabajo esclavo”.

La medida habría sido adoptada por orden del fiscal de primera instancia, Andrés Madrea, quien investigó la causa.

Las personas imputadas por el caso serían Daniel Awada (presidente) y Patricia Norma Fraccione (vicepresidente) de la sociedad Cheek S.A. -que cobija a las marcas Como Quieras que te Quiera, Cheeky y Cheeky Child SRL; Aníbal Marcelo Terra (presidente), e Ingrid Goergina Kern Dornfeld (vicepresidente) de Kowsef SA -dueños de Kosiuko-; y Sergio Jaime Said (presidente) y Victoria Papu de Said (vicepresidente) de la sociedad Mazalosa SA, titulares de Portsaid.

La acusación señala que entre junio del 2007 y octubre de 2011, estos empresarios contaban con dos talleres clandestinos separados por una pared, donde mantenían a costureros bolivianos, algunos sin sus documentos al día. Los trabajadores vivían ahí en paupérrimas condiciones y encerrados bajo llave. Sólo tenían permiso para salir los domingos y su jornada era de 7:00 a 21:00 horas.

Una inspección de la Policía Federal Argentina en 2011 halló a 7 empleados en situación irregular y 8 regulares en el recinto ubicado en calle Pola de Buenos Aires. Allí se constató las nulas condiciones de higiene y seguridad del lugar. Es más, los trabajadores no supieron decir cuánto dinero ganaban por sus servicios porque les pagaban con prendas. También se detectó que había menores de edad trabajando. Realizaban unas 500 prendas por mes y les colocaban las etiquetas de las marcas mencionadas.

En ese momento se detuvo a los encargados del taller, identificados como Rocy Mari López Cisneros y Marco Antonio Cáceres Flores.

Mientras, la investigación sigue su curso para detectar todas las responsabilidades correspondientes.