La familia del fallecido ex presidente Eduardo Frei Montalva, volvió a exigir al Ejército que entreguen la verdad sobre la posesión de armas químicas durante la dictadura. Esto, a propósito de la revelación que entregó la ex directora del Instituto de Salud Pública, Ingrid Heitmann, quien confesó que incineró en 2008 dos cajas llenas de ampollas de toxina botulínica, las que fueron guardadas por el régimen de Augusto Pinochet.

Heitmann realizó estas declaraciones a la agencia alemana DPA, a la que confesó que habían dos cajas llenas de estas ampollas escondidas en un subterráneo del ISP, ubicado a un costado del Estadio Nacional en Santiago, las que posteriormente destruyó incinerándolas.

Tras conocerse este hecho, de inmediato volvieron los cuestionamientos por la muerte del ex presidente Eduardo Frei Montalva, quien falleció en 1982 en extrañas circunstancias en la clínica Santa María.

Hace cuatro años, el juez Alejandro Madrid estableció que se trató de un homicidio, luego de establecer que en el cuerpo del mandatario habían huellas de talio y mostaza nitrogenada que lo fueron envenenando gradualmente. El caso mantiene a seis personas procesadas, entre ellos el conductor de Frei Montalva, Luis Becerra.

Carmen Frei, hija del fallecido Jefe de Estado, aseguró que las declaraciones de la doctora Heitmann aportan antecedentes nuevos que respaldan sus acusaciones en contra del Ejército, agregando que solicitaron información al entonces comandante en jefe Juan Emilio Cheyre, sin recibir respuesta.

Ingrid Heitmann encabezó el Instituto de Salud Pública durante el gobierno de Michelle Bachelet -entre 2007 y 2010- periodo en que no avisó a las autoridades del hallazgo de estas sustancias químicas.

La abanderada presidencial de la Nueva Mayoría, valoró el aporte que podría significar esta nueva información.

Al respecto, la vocera de Gobierno, Cecilia Pérez, afirmó que si existen responsables por el hallazgo de las ampollas con toxinas, deberán ser sancionados.

La toxina botulínica provoca una parálisis muscular progresiva, por lo que basta una cantidad mínima para matar a una persona, en tanto que una sola ampolla arrojada sobre una ciudad podría llegar a matar a miles de ciudadanos.