El presidente sirio, Bashar al Assad, expresó la noche del domingo su determinación de aplastar con “mano de hierro” la rebelión que desde hace más de dos años trata de derrocarlo, pocos días después de mostrado la imagen de un régimen seguro de su victoria.

“Ninguna solución puede ser hallada con el terrorismo, a no ser reprimirlo con una mano de hierro”, declaró Assad en una infrecuente alocusión, difundida por la televisión pública siria.

En su discurso de 45 minutos, el presidente sirio alentó a las fuerzas armadas a seguir combatiendo a los rebeldes, a quienes el régimen califica de terroristas. “La crisis sólo se resolverá en el campo de batalla”, subrayó.

Alentado por dos importantes victorias militares, Assad envió ya el jueves un mensaje a los militares con motivo del día del ejército. “Si en Siria no estuviéramos seguros de la victoria, no tendríamos la capacidad de resistir y no habríamos sido capaces de continuar (la batalla)”, dijo, aludiendo a más de dos años de guerra.

Assad también hizo un viaje inesperado fuera de Damasco, a un antiguo bastión rebelde, donde las autoridades transmitieron imágenes suyas saludando a los soldados.

Durante su discurso del domingo, durante un iftar –comida que rompe el ayuno, con la puesta del sol, en el mes de Ramadán– Assad también estimó que la Coalición Nacional Siria (CNS, oposición) ha fracasado y no tiene ningún papel que desempeñar en la búsqueda de una solución para poner fin al conflicto que ensangrienta el país desde hace 28 meses.

Según él, la CNS “no es fiable” y está “cada vez más a sueldo de un país del Golfo.”

En presencia de personalidades políticas y religiosas, y de miembros de la sociedad civil, Assad destacó los “logros heroicos del ejército sirio en defensa del país” y elogió al pueblo sirio “por haberse puesto del lado de las fuerzas armadas, para defender a Siria y sus recursos”.

“No creo que ningún ser humano en su sano juicio pueda pensar que el terrorismo puede ser tratado por medio de política”, agregó.

“Puede haber un papel para la política en materia de terrorismo, en forma preventiva”, dijo Assad, quien agregó que una vez que el “terrorismo” ha surgido, lo único que queda es aplastarlo.

En marzo de 2011, en Siria estalló un movimiento de protesta generalizado pidiendo cambios políticos.

En respuesta, el régimen se lanzó a reprimir la disidencia, etiquetando sistemáticamente a opositores y rebeldes como “terroristas”, y negándose a reconocer la existencia de una revuelta popular.

El movimiento más tarde se transformó en una insurgencia cada vez más radical, con protagonistas y financiaciones diversas, y más de 100.000 personas ya han muerto, según la ONU.

La guerra ha obligado a millones de personas a huir de sus hogares, al tiempo que Siria se ha sumido en una crisis económica sin precedentes.