El gobierno estadounidense demandó este viernes por segunda vez en tres días al gigante farmacéutico suizo Novartis, acusándolo de haber sobornado a médicos y farmacéuticos para que prescribieran medicamentos de la empresa y no productos rivales.

“El departamento estadounidense de Justicia interpuso una segunda demanda civil contra Novartis Pharmaceuticals alegando sobornos pagados por la empresa a los profesionales de la salud”, escribió el Departamento en un comunicado.

Según la demanda el laboratorio suizo sobornó a “médicos con el objetivo de incitarles a prescribir productos de Novartis que habrían sido pagados con fondos de los programas de salud federal”, según detalla el comunicado del Departamento de Justicia.

La demanda, presentada en el Tribunal federal de Distrito de Nueva York, alega que, para promover la venta de medicamentos de Novartis como Lotrel y Valturna, recetados para tratar la hipertensión, o Starlix, prescrito para la diabetes, la empresa pagó a médicos para dar conferencias en lo que denominaban “eventos sociales” y organizó lujosas cenas para los doctores.

En varios casos, Novartis pagó a médicos por “falsas conferencias que no tuvieron lugar y a las que nadie o casi nadie asistió, y para las que no se imprimió ningún documento”.

En algunos casos, estas charlas se producían supuestamente en lugares virtualmente imposibles como en “salidas al mar para pescar en Florida” o en actos organizados en los restaurantes de la cadena Hooters, conocida por sus curvilíneas camareras vestidas con ropa ajustada y corta, según detalla el Departamento de Justicia.

Sin embargo, los médicos también eran invitados con frecuencia a los restaurantes más caros y de moda: como ejemplo se cita una cena para tres donde el doctor en cuestión, además de ser invitado a una comida de 672 dólares por cabeza, recibió unos honorarios de 1.000 dólares.

“Los analistas de Novartis muestran que estos programas” de supuestas conferencias “eran muy rentables en términos de recetas suplementarias generadas para sus medicamentos”, subraya igualmente el Departamento de Justicia.

A consecuencia de ello, el laboratorio suizo no escatimó en gastos y dedicó 65 millones de dólares entre enero de 2002 y noviembre de 2011 para llevar a cabo 38.000 programas de conferencias ligados a sus medicamentos Lotrel, Valturna y Starlix.

“Los pacientes merecen los cuidados basados en el juicio médico sano de un doctor, no en el interés financiero de los médicos”, aseveró Stuart Delery, uno de los fiscales citados en el comunicado.

Los programas federales de cobertura médica Medicare y Medicaid, destinados a las personas mayores o de pocos recursos financieros, “debieron gastar millones de dólares en peticiones de reembolso derivadas de la corrupción”, denunció Delery igualmente.

La demanda de este viernes es mucho más amplia que la que presentó el gobierno estadounidense este martes, cuando acusó a Novartis de haber sobornado desde 2005 a una veintena de farmacias “para que orientaran a miles de pacientes que habían recibido un trasplante” hacia uno de sus medicamentos, el Myfortic, ofreciendo a cambio a los establecimientos “sobornos en forma de rebajas y promociones”.

Los pagos a las farmacias sumaron decenas de millones de dólares e hicieron que las ventas de Myfortic en las farmacias implicadas llegaran a 100 millones de dólares, casi la mitad pagados con fondos de programas de salud pública.

Las autoridades acusaron igualmente a Novartis de haber organizado conferencias de médicos que “sabían ligadas a posibles sobornos”, después de haber puesto fin con un acuerdo amistoso y el pago de 422,5 millones de dólares en septiembre de 2010 a las acusaciones del gobierno estadounidense de marketing e incitación ilícita para prescribir ciertos medicamentos.

Por su parte, Novartis contestó ambas demandas a través de un comunicado y afirmó que el gobierno estadounidense estaba expandiendo la definición de “soborno” más allá de la ley.

“Los descuentos y las rebajas realizadas por las compañías farmacéuticas son una práctica habitual, adecuada y legal reconocida por el propio gobierno”, indicó la firma farmacéutica.

La demanda gubernamental, según Novartis, “amenaza con minar los descuentos y promociones de las compañías farmacéuticas que benefician tanto a los consumidores como a quienes los subvencionan, incluyendo el gobierno”.

Además, la compañía añadió que “las conferencias médicas son aceptadas como práctica habitual en la industria”.

“Estamos en desacuerdo con la forma como el gobierno describe nuestra conducta en ambos casos. Novartis ha invertido demasiado tiempo y recursos para asegurarse que manejamos nuestros negocios de manera responsable”, comentó André Wyss, presidente de Novartis en Estados Unidos.