El padre Francisco Jalics, un jesuita secuestrado por la dictadura argentina en 1976, cuando Jorge Bergoglio -el actual papa Francisco- era el principal de su orden, dijo el viernes que está “reconciliado” con el pasado y que le desea la “bendición divina” al nuevo pontífice.

Según testimonios, Jalics y otro religioso, Orlando Yorio, fueron secuestrados después de que el hoy Papa les quitara la licencia religiosa para predicar en una zona marginal de Buenos Aires. Unas sospechas tajantemente negadas por el Vaticano.

“No puedo pronunciarme sobre el papel del padre Bergoglio en esos acontecimientos”, afirmó en un comunicado Jalics, oriundo de Hungría, que reside en el sur de Alemania.

“Dejé Argentina después de mi liberación. Más tarde tuvimos la ocasión de conversar sobre esos acontecimientos con el padre Bergoglio, que entre tanto había sido nombrado arzobispo de Buenos Aires”, agregó Jalics en el comunicado publicado en el sitio internet de los jesuitas alemanes.

“Juntos celebramos una misa pública y nos abrazamos en forma solemne. Estoy reconciliado con el pasado y por mi parte considero que la historia está cerrada”, agregó.

“Deseo al papa Francisco que reciba la bendición divina en el ejercicio de su misión”, concluyó.

Jalics y Yorio fueron secuestrados en mayo de 1976 y liberados cinco meses después. Durante su detención en la Escuela de la Armada (ESMA) fueron torturados.

El Vaticano calificó el viernes de “calumniosas y difamatorias” las acusaciones de que Jorge Bergoglio, el actual papa Francisco, no hizo lo suficiente para proteger a los dos sacerdotes.

Bergoglio negó siempre cualquier implicación en el caso e insistió en que abogó por su liberación ante el jefe de la Junta, Jorge Videla.