Este miércoles causó polémica la decisión de la bancada UDI, de salir de la sala de sesiones de la Cámara de Diputados mientras se realizaba un minuto de silencio por la muerte del presidente de Venezuela, Hugo Chávez.

No obstante la reprochable actitud de los parlamentarios, las declaraciones para justificar su insólita postura sacaron más ronchas todavía. Un antiguo refrán dice: “No aclares, que oscureces”.

El diputado Hasbún no encontró nada mejor que señalar que “la UDI actuó en consecuencia, y lo quiero dejar muy en claro: no podíamos ser parte de un homenaje a un régimen del que hemos sido muy críticos, por su atropello a los derechos humanos, a la libertad de expresión”.

No se extrañe, leyó bien, Hasbún dijo “consecuencia”.

“No estábamos de acuerdo en homenajear a una persona que, para nosotros, fue el ícono de las dictaduras”, agregó.

Más allá de la (pobre) justificación, queda esa desagradable sensación de intolerancia, de polarización tan típica de la guerra fría, donde la ideología estaba por sobre las relaciones personales.

Se trata sin duda de una falta de respeto, pues más allá de las diferencias políticas, estamos hablando de un presidente elegido por elección popular, por lo tanto la ofensa pasa a ser al pueblo venezolano amparados en una incomprensible “consecuencia”.

¡De qué consecuencia hablan cuando fueron el apoyo ideológico de una dictadura que dejó 2.298 ejecutados y 1.209 desaparecidos!

Hasta donde se sabe, Hugo Chávez llegó al poder luego de ser elegido en elecciones democráticas. Si se valió de políticas populistas para llegar a la máxima magistratura de Venezuela, es otro tema, pero la gente lo eligió y punto.

Por otro lado, Augusto Pinochet enfrentó sólo dos contiendas electorales, el cuestionado plebiscito por la Constitución de 1980 que incluía la mantención en el poder del general -elecciones que el tiempo reveló que fueron manipuladas por la Junta Militar-, y el histórico triunfo del NO en 1989.

Aún más, luego de su salida como Comandante del Jefe del Ejército, pasó a ocupar un escaño en la Cámara Alta como senador vitalicio. Muy democrático.

Según fuentes de palacio, lo sucedido este miércoles en el Congreso causó profunda molestia al interior del Gobierno. Y no es para menos cuando el propio presidente Piñera había confirmado un par de horas antes su viaje a Venezuela. Incluso, ayer martes el mandatario destacó la figura de su par caribeño, pese a reconocer que mantenían diferencias.

La ausencia en el minuto de silencio no hace más que quitarle el piso a un ya atribulado Gobierno que ha debido enfrentarse públicamente con el partido de la “Alianza” (qué irónico suena ¿no creen?). Es más, al decir que actuaban en “consecuencia”, tácitamente están diciendo que La Moneda fue inconsecuente al decretar duelo oficial.

¿Y qué más lograron los diputados oficialistas? Con la polémica opacaron a uno de sus líderes insignes, el senador Jovino Novoa, quien anunció con bombos y platillos que no repostulará a un cupo en la Cámara Alta.

La decisión del otrora presidente de la UDI quedó claramente al margen por la controversia en el Congreso.

En política y en democracia, es fundamental que exista tolerancia y respeto hacia el otro. De lo contrario, nos enfrentamos a resabios propios de una dictadura ideológica, que a fin de cuentas causa tantas heridas como un régimen militar.