“OTRA VEZ LOS MISMOS”
Por Venancio Coñuepan.

La historia mapuche no es nueva, aunque a ratos pareciera haber una suerte de amnesia. Ha existido una infinidad de distintos Lonkos, organizaciones, movimientos y, por supuesto, contiendas a lo largo de su historia.

Rolf Foester en su libro “Organizaciones, líderes y contiendas mapuches: (1900-1970)”, nos muestra el espectro de actores que existían hace un par de décadas, tales como la Sociedad Caupolicán, la Corporación Araucana, la Federación Araucana, el Frente Único Araucano, Grupos Universitarios Indígenas, Nueva Sociedad Lautaro, el Consejo Nacional de Asuntos Indígenas, etcétera.

Cada una de éstas con sus líderes, posiciones, programas y alianzas diversas entre sí, que con su propia historia constituían la del Pueblo Mapuche.

Sin embargo, en las últimas décadas la historia se ha vuelto monótona, con una diversidad casi inexistente de actores, así como con una baja representatividad, constituyendo una minoría que pretende monopolizar la “causa mapuche”.

Los mismos actores, los mismos problemas, las mismas malas prácticas, los mismos que usufructúan y que aparecen sólo cuando hay conflicto.

Los mismos que llaman mil veces al diálogo. Sin embargo, son los mismos que se han negado mil veces al diálogo.

De nuevo aparecen los mismos citando a otra cumbre, para solucionar el “conflicto mapuche”. No obstante, son los mismos que con sus acciones han ayudado muy poco a mitigarlo, se mantiene y agudiza a medida que pasan los años.

Son los mismos que dicen dar un paso hacia atrás y/o hacia adelante, en función de su protagonismo. Con tal de seguir caminando solos, por un camino donde deberíamos poder transitar todos.

El camino de la movilidad social y respeto por nuestra identidad. Porque ser mapuche es ser libre.

Ser libre de tomar las herramientas necesarias y dirigir mi propio desarrollo, ser libre de desarrollar mi propia religión, ser libre de hablar en mapudungún, español, francés o alemán, ser libre de ser parte de una comunidad indígena, de una asociación de profesionales, de una asociación de estudiantes, de una asociación de agricultores o de mujeres.

En fin, ser libre de elegir qué quiero para mi destino, sin que me lo impongan los mismos de siempre, los mismos que han pretendido monopolizar las demandas, sueños y esperanzas de un Pueblo.

Esperemos que los mismos dejen de usufructuar con la “Causa Mapuche”, justificando la violencia en pos de ella.

Y de una vez por todas entre todos, incluso con los mismos, pero sin sus mismas malas prácticas, podamos encontrar un camino de diálogo, de paz, de desarrollo y respeto recíproco.