La primera clínica privada en la que se practicarán abortos en Irlanda del Norte abre el jueves en Belfast en medio de las protestas, debido a las reticencias que suscita en esta provincia británica donde la interrupción del embarazo está estrictamente reglamentada.

La clínica, gestionada por la ONG Marie Stopes International, abrió al público a las 13:00 locales (09:00 horas en Chile), mientras docenas de manifestantes se congregaron desde la mañana ante sus puertas con fotografías de fetos ensangrentados y pancartas con lemas como “protejan al niño no nacido”.

El establecimiento, que ofrece también servicios de planificación familiar y detección de enfermedades de transmisión sexual, practicará abortos no quirúrgicos y se ha comprometido a actuar “en el marco legal norirlandés”.

Este marco es particularmente restrictivo. A diferencia del Reino Unido, donde el aborto es legal hasta las 24 semanas de embarazo, en Irlanda del Norte sólo está permitido durante nueve semanas y únicamente si la vida de la madre corre peligro o hay riesgo para su salud física o mental.

La organización “Precious Life” (Vida Preciosa), que lucha por mantener una “Irlanda sin aborto”, convocó la manifestación para pedir su cierre.

La apertura de la clínica reavivó el debate en torno al aborto en Irlanda del Norte, donde muchos políticos consideran que la normativa vigente está amenazada.

El ministro regional de Sanidad, Edwin Poots, urgió recientemente a Marie Stopes a “tener mucho cuidado con lo que había” y prometió que las autoridades se asegurarían de que “se respeta la ley”.

La clínica, situada en el centro de Belfast, indicó por su parte que “trabaja estrechamente con la policía para garantizar la seguridad de sus clientes”.

Las fuerzas del orden pidieron a los medios de comunicación preservar el anonimato de los pacientes.

En Irlanda del Norte, que tiene una población de 1,8 millones de personas, las autoridades registraron 262 interrupciones de embarazo de 2006 a 2012.

Según datos del ministerio británico de Sanidad, alrededor de un millar de mujeres residentes en Irlanda del Norte abortaron en Inglaterra o Gales en 2011, así como unas 4.000 de la todavía más restrictiva República de Irlanda, donde el aborto sólo se permite si hay riesgo para la vida de la madre.

En total, en toda Gran Bretaña (Inglaterra, Gales y Escocia) se registraron 208.553 interrupciones del embarazo en 2011.