Hay empleados muy bien pagados de Gobiernos europeos y Estados Unidos que le tienen un odio enfermizo a Julian Assange, el célebre defensor del derecho a la gente de saber la verdad, muchas veces escrita en documentos secretos calificados de “Alto Secreto”, que en el caso del país norteamericano, alcanzan 183 mil 224 sólo en el 2009, y que se eleva a más de 54 millones en el caso de los mensajes archivados.

En comparación con lo publicado en WikiLeaks, Assange publicó apenas un 0,7%, que fue suficiente para provocar un cataclismo político que pasó desapercibido por la gente, que incluyó revelaciones acerca de la conspiración de Estados Unidos para llevar a la bancarrota a Chile y provocar el derrocamiento de Salvador Allende.

La publicidad occidental logró embutirnos en la cabeza que las malas prácticas de la historia son cosa del pasado, y que ahora los políticos, los banqueros, las empresas multinacionales no sólo son honestas sino que además son sabias. Mito y paradigma construido con miles de dólares invertidos en los medios, que la cruda verdad de codicia y falsedad fue dejada en evidencia por WikiLeaks, “pecado” que los dueños del mundo no le perdonan a Assange.

La situación entre Ecuador y Gran Bretaña está en compás de espera, el célebre jurista español Baltazar Garzón espera que el país europeo conceda el salvoconducto necesario que le permita al periodista australiano salir del país, tal como ocurrió con el fallecido dictador Augusto Pinochet en 1998.

Escucha la crónica de Ruperto Concha con el relato del caso Assange aquí: