Tras nueve temporadas de promesas sin realizar en la NBA, Lebron James ganó su primer título, con los Miami Heat, y un mes después, este domingo, logró su segundo oro en unos Juegos Olímpicos en una final ante España (107-100) en la que anotó 19 puntos.

“Fue un año grande para mi. Esto es algo más que un logro para mi. Es un logro para el nombre que llevamos en la camiseta (Estados Unidos). Estoy feliz de haber contribuido al equipo que tan bien representa al país”, dijo tras la final.

LeBron ha anotado unos quince puntos y ha dado 6 asistencias por partido en Londres.

“Lebron hace el trabajo sucio, hace el trabajo limpio, y hace todos los trabajos”, se congratuló el entrenador estadounidense Mike Krzyzewski.

James se convirtió en el primer basquetbolista estadounidense en realizar un “triple-doble” (pasar de diez en tres variantes estadísticas) en los Juegos Olímpicos al realizar 11 puntos, 14 rebotes y 12 asistencias ante Australia, el miércoles por la noche en Londres.

Moneda corriente en la liga estadounidense, este logro es raro en el básquetbol internacional, donde el equipo prima sobre las hazañas individuales y donde los partidos duran menos que en la NBA (40 minutos versus 48).

James llegó a los Juegos Olímpicos de Londres habiéndose librado de una pesada carga: las nueve temporadas que tardó en pasar de ser la mayor promesa de la historia de la NBA, más que Kobe Bryant o Michael Jordan, a ganar su primer anillo.

En las competencias internacionales, James vivió una situación similar. Fue miembro de aquella selección estadounidense integrada por profesionales que avergonzó a su país quedando tercera en el Mundial 2006 -España y Grecia fueron primera y segunda- y bronce en los Juegos de Atenas-2004 -Argentina e Italia fueron oro y plata.

El polivalente escolta de 27 años se sacó su primera espina en los Juegos de Pekín-2008, integrando el “equipo de la redención” que le devolvió el oro a Estados Unidos. Y en la NBA, se echó a la espalda a los Miami Heat para vencer (4 partidos a 1) en la final a los favoritos, los Oklahoma City Thunder.

Ha sido una temporada brillante para James en la NBA. Promedió 27,2 puntos en la temporada regular y 30,3 en los playoffs, con una final esplendida ante Oklahoma en la que fue elegido el jugador más valioso. Fue, en definitiva, el año de su consagración, que podría ser redondo con su segunda medalla de oro olímpica.

LeBron Raymone James, 2,03 metros y 113 kilos, nació el 30 de diciembre de 1984 en Akron (Ohio, noreste), un lugar sin demasiada historia y que presume de un título autoconcedido de dudoso interés, el de “capital mundial del caucho”, por la alta concentración de empresas de neumáticos.

LeBron era hijo de una madre adolescente, Gloria, que ahora la acompaña a todos los partidos, y de un antiguo preso por tráfico de drogas, Anthony McClelland, que les abandonó. El muchacho tuvo una infancia de constantes mudanzas y dejó la escuela temprano.

Fue recuperado a tiempo por el entrenador Frankie Walker, que se llevó a vivir con su familia a LeBron y su madre, e ingresó en el liceo de St. Vincent-St. Mary, en Akron, en cuyo equipo maravilló hasta el punto de dar el salto directamente a la NBA, a los Cleveland Cavaliers, sin haber pasado ni un segundo en la liga universitaria y como número uno del draft -la lista de preseleccionados para pasar a la liga profesional.

LeBron llegó a la NBA con un contrato de 90 millones de dólares con la marca Nike bajo el brazo que le convirtió en multimillonario antes de pisar una cancha.

Como punto de comparación, cabe recordar que Kobe Bryant fue el decimotercero del draft y que Michael Jordan fue el cuarto.

Su temprano debut contribuyó a generar muchas expectativas y, en consecuencia, muchas frustraciones. Las nueve temporadas que tardó en ganar un anillo se hicieron una eternidad, cuando sólo tiene 27 años.