Guías espirituales mayas recibieron el solsticio de verano en la milenaria ciudad de Tak’alik Ab’aj e iniciaron la cuenta atrás hacia el 21 de diciembre, cuando concluye su calendario, algo que algunos asimilaron con una profecía del fin de la humanidad.

Con rituales ancestrales para dar gracias al Creador, los sacerdotes mayas encendieron velas de diferentes colores y quemaron incienso, como señal de respeto a un fenómeno astronómico que marcará el fin de una era de 5.125 años en el calendario maya.

“A la madre Tierra hay que respetarla, ella nos da toda su riqueza y nosotros tenemos que tomarla sin excesos para no destruirla”, dijo a la AFP el guía espiritual Luis Silvestre, mientras encendía un puro de tabaco artesanal para “curar” en un ritual a una mujer en la plaza mayor del centro arqueológico.

“Iniciamos la cuenta regresiva porque vamos a experimentar el fin de una era y el renacimiento de una nueva dentro de seis meses”, afirmó por su lado el ministro de Cultura guatemalteco, el indígena maya Carlos Batzin, durante un recorrido por Tak’alik Ab’aj, 200 km al sur de la capital.

El funcionario descartó los relatos alarmistas de un fin del mundo el 21 de diciembre, de los que responsabilizó a la industria cinematográfica de Hollywood, y recordó que ese día sólo se espera el fin de una era en el calendario maya conocido como el Oxlajuj Baktum.

“Con el inicio del solsticio, el jueves tuvimos el día más largo y la noche más corta, algo que cambiará el 21 de diciembre cuando el día sea más corto y la noche más larga”, explicó en medio de un sofocante calor húmedo por las lluvias que han caído en esta zona tropical.

Al fondo un grupo folklórico del lugar realizaba la danza del juego de pelota, emulando el ritual deportivo que con variantes mantuvieron durante miles de años las civilizaciones mesoamericanas diseminadas entre la actual Nicaragua y el sur de Estados Unidos.

Guatemala, considerada la ‘cuna de la civilización maya’, ha preparado una serie de actividades para promover su cultura y sitios arqueológicos, como Tak’alik Ab’aj, erigido por las civilizaciones olmeca y maya cerca del litoral del Pacífico en un exuberante bosque subtropical, rodeado de plantaciones de hule, café, cacao y macadamia.

Las autoridades aspiran a que el lugar sea declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco, ya que en la zona se han encontrado más de 300 esculturas con diversidad de estilos, construcciones en barro y piedra, así como producción de cerámica y navajas de obsidiana.

En el centro arqueológico además hay altares, estelas (monumentos en piedra), plazas y juego de pelota.
De acuerdo con la antropóloga guatemalteca Christa Schiebier, el parque arqueológico “jugó un papel importante en Mesoamérica” porque de la cultura olmeca nació la maya, que tiene una historia de 1.700 años.

“Es pesada la historia que está por debajo, hay 6,2 km2 de arquitectura, escultura, cerámica y tesoros que nos hablan siempre de la misma historia”, dijo.

La experta explicó que los descubrimientos demuestran que los mayas se asentaron en este lugar en el período temprano y clásico (desde un milenio antes de la era cristiana hasta el 900 dC, sucediendo a los olmecas que habían habitado la zona previamente.

El lugar fue descubierto en 1888, y los propietarios donaron los terrenos al Estado en 1987.