Estudios recientes que cuestionan el consumo de suplementos vitamínicos y señalan los riesgos de los antioxidantes para la salud tienen perplejos a investigadores en Estados Unidos.

“Todo el mundo está un poco perdido, porque lógicamente tanto las vitaminas como los antioxidantes deberían actuar contra las enfermedades, pero los datos clínicos no muestran ninguna diferencia”, dijo el doctor Toren Finkel, director del Centro de Medicina Molecular en los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos.

“Esto significa que tenemos que revisar nuestras hipótesis sobre los mecanismos de estas enfermedades y el papel de los antioxidantes”, dijo en una entrevista con la AFP.

“Siempre se creyó que los oxidantes eran malos para el cuerpo pero en los últimos diez años comenzamos a darnos cuenta de que esto no es necesariamente cierto”, dijo el investigador.

Los estudios mostraron que las células que usan los oxidantes para indicar inflamación no dañan el cuerpo y cumplen un papel útil, dijo.

“Por lo tanto, debemos volver al laboratorio para investigar con células o animales para comprender mejor el papel de los oxidantes y las vitaminas”, señaló Finkel.

“Durante muchos años hemos utilizado estas vitaminas sin saber sus efectos”, reconoció. “Tenemos muchos datos que muestran que tener deficiencia de ciertas vitaminas es perjudicial, pero eso no quiere decir que absorber mucho es mejor”, dijo.

Un estudio publicado el 11 de octubre en Estados Unidos indicó un aumento del 17% en el riesgo de cáncer de próstata en los hombres que tomaron dosis altas de vitamina E.

Otra investigación realizada en mujeres, publicada el 10 de octubre, revela que no es necesario tomar multivitaminas e incluso que éstas aumentan levemente el riesgo de mortalidad.

Ya en 2007, los investigadores habían establecido un vínculo entre un mayor riesgo de diabetes de adultos y el consumo de suplementos de selenio.

El problema “es que el público cree que (tomar vitaminas y antioxidantes) es mejor y no conlleva riesgos”, dijo David Schardt, nutricionista en el Centro para la Ciencia para el Interés Público, una organización sin fines de lucro.

“Pero ahora descubrimos que algunas vitaminas tomadas en grandes cantidades puede tener efectos adversos inesperados que no entendemos”, dijo a la AFP.

“También hay un gran número de personas que tienen fe, casi como una religión, en sus vitaminas”, una actitud alentada por una industria que representa 20 millones de dólares al año en Estados Unidos, donde la mitad de la población utiliza complementos alimenticios, explicó este nutricionista.

Además, en Estados Unidos los fabricantes de vitaminas pueden asignar a sus productos todas las virtudes, mientras no afirmen que sirven para tratar enfermedades.

Patsy Brannon, profesora de nutrición en la Universidad de Cornell (Nueva York, noreste), cuenta que cada vez más quienes toman suplementos vitáminicos son personas que comen bien y eligen alimentos con vitaminas. Por eso, pueden llegar rápidamente a dosis altas y potencialmente peligrosas.

Estos suplementos siguen siendo necesarios para algunas personas, como las mujeres embarazadas y los ancianos que sufren de deficiencias crónicas de estas sustancias.

Sin embargo, para la población en general, una dieta sana, que incluya frutas y verduras ricas en fibra y proteínas de origen animal, ya proporciona las vitaminas y otros micronutrientes necesarios, dijo a la AFP.

Un estudio publicado a finales de agosto en la revista Journal of Nutrition muestra que muchos estadounidenses comen mal y no toman suplementos vitamínicos.

Además, 25% tenía déficit de vitamina C, 34% de vitamina A y el 60% de vitamina E, hallados principalmente en frutas y verduras.