Pena y dolor viven los familiares de las tres jóvenes fallecidas en accidente de tránsito en las cercanías de Mendoza, luego que sus cuerpos arribaran ayer al país. En la oportunidad, sus familiares descartaron el exceso de velocidad como la causa del fatal desenlace.

Escenas de profundo dolor vivieron los familiares en el Santuario de Schoenstatt en Las Condes, tras la llegada de los cuerpos de las tres chilenas fallecidas el pasado miércoles en un accidente automovilístico en Mendoza. Parientes y amigos cercanos recordaron con pesar a las jóvenes.

Los cuerpos de Bernardita de 20 años, María Catalina de 18 y María Magdalena de 16, fueron repatriados a Chile a través de un vuelo comercial y por medio de tres carrozas blancas ingresaron al recinto.

En paralelo su madre Bernardita Doren se mantiene grave internada en la Unidad de Cuidados Intensivos en la Clínica Alemana, y desconoce la pérdida de sus hijas, tal como confirmó el sacerdote Luis Ramírez, quien estuvo a cargo de oficiar la primera misa.

Antes de partir de Argentina, el conductor y esposo de Bernardita, Alvaro Mozó declaró en calidad de testigo.

Ahora restan sólo dos vías: un sorpresivo adelantamiento del camión con el que colisionan o el exceso de velocidad de Mozó. Sin embargo, su hermano Javier Mozó, descartó esta última como la causa del fatal accidente.

Mientras tanto Carlos Doren, hermano de la mujer que se encuentra en estado de gravedad, sostuvo que le sorprende la reacción de su sobrino Álvaro de 10 años, el único de los hijos que sobrevivió.

Mañana a eso de las 10 de la mañana, se realizarán los funerales de las jóvenes con una ceremonia privada en el Parque del Recuerdo.