La arquitectura del posterremoto, de la emergencia y la reconstrucción en Chile irrumpieron este jueves en la Bienal de Arquitectura de Venecia durante la apertura a la prensa del certamen internacional, que abre sus puertas al público el próximo sábado.

Imagen: labiennale.org

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Con un pabellón en los amplios espacios del Arsenale, “Chile 8.8″, que alude a la intensidad del terremoto que devastó el pasado 27 de febrero el centro y sur del país sudamericano, Chile sacude a la flor y nata de la arquitectura al obligarla a pensar en las necesidades básicas de poblaciones remotas azotadas por catástrofes naturales.

“Esta exposición da respuesta a un fenómeno que este año nos toca con fuerza inusitada, terremotos, maremotos, derrumbes. Impensable que Chile pasara por alto un terremoto de 8,8 grados de magnitud”, comentó el ministro de Cultura, Luciano Cruz-Coke, al inaugurar el pabellón.

A través de paneles ilustrativos, videos y fotografías, entre ellas de la zona costera del célebre arquitecto chileno Mathias Klotz, Chile presenta en forma fría y racional, sin imágenes trágicas ni dolorosas, la estela de estragos causados por la tragedia, así como los proyectos concretos y reales de reconstrucción, que ya cuentan con fondos públicos o privados para su realización.

Los 17 proyectos, seleccionados a través de una convocatoria, están divididos en tres categorías: patrimonio, prefabricados y organizaciones sociales, e ilustran varias soluciones, algunas bastantes innovadoras.

Creativa y accesible resulta la propuesta presentada para el campo de los prefabricados de emergencia por los jóvenes arquitectos Rodrigo Aguilar, Ignacio Ruz, Rodrigo Valenzuela y René Velásquez de la Universidad de Santiago, quienes utilizan contenedores marítimos.

La vivienda flexible, con paneles de madera, que se adapta a las necesidades y puede crecer, al igual que las soluciones modulares de Klotz para Talca, Cauquenes y la isla Robinson Crusoe, que combinan vivienda con lugar de trabajo para reactivar el comercio, son claves para la reconstrucción.

“No fue fácil organizar la exposición a solo seis meses de ocurrido el terremoto. Estábamos aún bajo choque. Se había decidido otra línea, pero una vez que ocurre el terremoto en Chile no se podía hablar de otra cosa”, reconoce el curador del pabellón chileno, el arquitecto Sebastián Gray, quien niega que la muestra haya llegado precedida de polémicas.

“El impacto de la arquitectura en la sociedad es el tema de esta Bienal. Inevitablemente había que hablar del terremoto”, añade Gray, quien pone en cambio en tela de juicio el frenético desarrollo de las últimas décadas, el “neoliberalismo de los últimos 35 años” y el relajamiemto de las normas constructivas entre las razones de la devastación.

“Medio país se vino abajo”, reconoció por su parte el ministro, quien considera que una cifra tan baja de muertos con respecto a la intensidad, denota también que existe “un sistema de reconstrucción bueno, un bien exportable”, al recordar que Chile es uno de los países del mundo que más sismos ha registrado.

El quinto sismo más intenso de la historia, que dejó un saldo de 500 muertos y unos 200.000 damnificados, sin hablar de aquel que golpeó a Haití o de las inundaciones en Pakistán, inspiraron a los organizadores de la Bienal, que abre sus espacios de exposición con la enorme escultura “El niño escondido en el pez” de los chilenos Smiljan Radic y Marcela Correa.

Un pedido a “favor de un futuro perfecto, protegido y perfumado”, claman los artistas.